Un hombre mata de un disparo a su ex esposa en Soria e intenta suicidarse
La víctima murió cuando iba a cobrar la pensión de la hija que le iba a abonar el ex marido
Un tiro por la espalda acabó ayer con la vida de Rita Cassia Santos Alves, de 38 años y madre de una niña de cinco, cuando se dirigía al despacho de su abogada en Soria. Iba a cobrar la pensión de su hija, fijada tras divorciarse de su marido el mes pasado. Según las primeras investigaciones, el ex cónyuge, Joaquín Fernández Blázquez, con quien había quedado en la oficina, la esperó en las inmediaciones y le disparó con una escopeta. Luego intentó suicidarse, sin éxito. Una asociación de mujeres asegura que la víctima sufría maltrato y no quiso denunciarlo.
"Ella no esperaba esto, pero no se fiaba. No quería estar sola con su ex marido, por eso había decidido quedar en el despacho de su abogada para que le diera el dinero correspondiente para la alimentación de la niña", relata Concha Baena, presidenta de Antígona, asociación soriana que defiende a mujeres maltratadas. La pensión se había fijado en la sentencia de divorcio firme del pasado diciembre.
Rita Cassia Santos Alves, que llegó desde Brasil hace seis años y se había nacionalizado española, había conseguido el divorcio por mutuo acuerdo y se disponía a emprender una nueva vida al frente de su tienda de ropa brasileña, Kamela, y junto a su hija, de cinco años. Pero un disparo, efectuado presuntamente por su ex marido con una escopeta recortada, truncó ayer la vida de esta mujer poco antes de las once de la mañana en el centro de Soria.
Según las primeras investigaciones, el ex marido, Joaquín Fernández Blázquez, agricultor de 49 años, disparó a la mujer cuando se dirigía al despacho de su abogada, situado justo detrás del Ayuntamiento de Soria. Aguardaba en el coche a que ella fuera a cobrar la pensión que él debía abonar para el sostenimiento de la niña, nacida tras el matrimonio de la pareja en 2001. Los testigos tomaron la matrícula del coche del hombre y se la facilitaron a la policía. Los agentes le encontraron después en la carretera que va hacia Madrid. Se había disparado dos tiros, uno en la boca y otro en el abdomen. Sigue vivo, pero ingresado en estado muy grave.
La víspera, el domingo por la noche, Rita Cassia Santos había llamado a su abogada, coinciden dos fuentes conocedoras del caso. La mujer le dijo que el ex marido la maltrataba. El hombre cogió el teléfono para negarlo. Aun divorciados, los ex cónyuges compartían todavía la misma casa. Él quería pagar la pensión que adeudaba por la alimentación de su hija en una entidad financiera alejada del centro. La mujer tenía miedo y le dijo a su abogada, Belén Guisande, que prefería hacerlo en el despacho.
Concha Baena, la presidenta de Antígona, califica a la fallecida como "una mujer buena, dulce, trabajadora". "Tenía miedo. No quiso denunciar por miedo. La asociación estaba dispuesta a denunciar y Rita no quería ratificar la denuncia", relata. El hombre negaba que pegase a la mujer. Baena asegura que la víctima le contaba que su marido "le pegaba hasta porque era guapa". La abogada Guisande no puede afirmar el maltrato físico, porque Rita nunca le quiso enseñar moratones, pero sí confirma el psicológico.
Desde la asociación de mujeres Antígona hablaban muchas veces con Rita y aseguran que la mujer sufría maltrato. "Se intentó convencerla de que una denuncia en la policía sería beneficioso", relata Concha Baena. Está destrozada, llora de rabia, de pena, de incomprensión. Sabe que van a seguir manifestándose, y se pregunta "si sirve para algo, si todas las manifestaciones hasta la fecha en la plaza de San Esteban, cada vez que se mata a una mujer y una vez cada mes, tienen utilidad". Ayer, la última, por Rita, "por las mujeres que sufren maltrato, para estar unidas y llorar juntas".
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