La isla de El Hierro se queda sin carreteras y sin lagartos gigantes
La borrasca provoca graves daños al descargar en un día más agua que en todo un año
La borrasca que pasó por Canarias desde el pasado viernes y dejó cubiertos de nieve el Teide (en Tenerife) y el Roque de Los Muchachos (en La Palma) generó "una de las peores catástrofes naturales de la historia" en la pequeña isla de El Hierro, habitada por 10.688 personas, según explicó ayer el presidente insular, Tomás Padrón. La única buena noticia es que la tromba de agua no provocó ni una sola víctima.
De resto, toda la red de carreteras secundarias ha quedado dañada y cortada, las fincas de frutales han desaparecido, la red de abastecimiento de agua potable de la cumbre está inoperativa por los lodos en pozos y la desaladora, centenares de animales muertos y el lagartario que había logrado reproducir en cautividad los míticos lagartos gigantes de Salmor totalmente inundado. "Cayó en un día la lluvia de todo un año", reflexiona Tomás Padrón, el presidente del Cabildo Insular de El Hierro, de Coalición Canaria.
Según los datos de la institución, en un año de invierno normal, este pequeño triángulo volcánico de 278 kilómetros cuadrados recoge entre 500 a 700 litros por metro cuadrado. En las 36 horas que van de la tarde del viernes a la noche del sábado se registraron 517 litros por metro cuadrado en Erese, 442 en El Pinar, 382 en Guarazoca, 320 en El Mocanal, 127 en el aeropuerto y 110 litros en Sabinosa, según informó Roberto Pérez desde el centro del Instituto Nacional de Meteorología para Canarias Occidental, en Santa Cruz de Tenerife. "Era como un grifo soltando agua, pero sin un solo segundo de descanso", recordaba ayer Pedro Luis Casañas, alcalde de Frontera, del PP, la zona más afectada.
Ya no sólo Galicia recibe el embate de la naturaleza. Este amable pueblo, límite sur de la Unión Europea y Reserva de la Biosfera de la UNESCO, sufrió el 28 de noviembre de 2005 el embate de la tormenta tropical Delta (el primer gran huracán que llega a esta zona del atlántico, con vientos de entre 140 y 250 kilómetros por hora), en septiembre del año pasado vio cómo ardían 1.400 hectáreas de pino, en verano y hasta la semana pasada padeció la mayor sequía de los últimos 40 años y este fin de semana recibió el diluvio universal en menos de 24 horas.
Tomás Padrón pidió "auxilio" a las instituciones. Ayer mismo, los consejeros canarios de Empleo y de Presidencia, Marisa Zamora y José Miguel Ruano, visitaron las zonas más afectadas y se confesaron "impactados" por el erial en que se han convertido las frondosas medianías. Para hoy está previsto que lleguen la ministra de Medio Ambiente, Cristina Carbona, y el presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín. El Cabildo rechaza la declaración de zona catastrófica, "que administrativamente entorpece la llegada rápida de ayudas", declaró un funcionario herreño.
Hay casas de Taibique, muchas de las cuales aún ayer no tenían suministro de luz y agua, que se encuentran bajo una pequeña presa que no estalló. "La charca aguantó bien, a pesar de que nadie sabe cuándo construyeron esos muros; sólo se llenó de lodo y se desbordó, pero si se llega a romper nos mata a todos esa noche", recuerda María Elba González Padrón, una vecina de 47 años.
"Esto hay que vivirlo; no basta con contarlo", reflexiona el alcalde Pedro Luis Casañas, mientras observa cómo el lodo ha sepultado parte del lagartario donde murieron las crías del gigante de Salmor (hasta 75 centímetros de longitud) criadas en cautividad desde el año 2000.
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