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El proceso de paz en Irlanda del Norte

El Sinn Fein reconoce a la policía del Ulster

2.000 delegados reunidos en Dublín abren la puerta a un Gobierno compartido con Ian Paisley

El proceso de paz de Irlanda del Norte vivió ayer un día histórico al aprobar las bases del Sinn Fein la propuesta de la Ejecutiva de reconocer e integrarse en la policía de Irlanda del Norte. La decisión última la tomará la Ejecutiva cuando se haya restablecido la autonomía y tenga la seguridad de que el Gobierno británico transferirá las competencias sobre Interior y Justicia. Gerry Adams, presidente del Sinn Fein, defendió el cambio de política ante 2.000 delegados y simpatizantes reunidos en un congreso extraordinario en Dublín. Pese a que la rama juvenil del Sinn Fein y algunos delegados se pronunciaron contra la propuesta, el debate transcurrió de manera ordenada y la decisión fue aprobada con una amplísima mayoría a mano alzada.

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Se abren así las puertas a un posible Gobierno compartido con el Partido de los Unionistas Democráticos (DUP) de Ian Paisley que simbolizaría el fin del conflicto de Irlanda del Norte.

El voto de ayer fue la culminación de varias semanas de intenso debate interno en el seno del Sinn Fein ante una decisión que para los sectores más radicales significa una traición a quienes dieron la vida en el conflicto del Ulster pero que para la mayoría, más pragmática, no es más que un acomodamiento a la realidad.

Para los observadores independientes, es, sobre todo, un paso hacia la coherencia porque acaba con la gran contradicción de que el Sinn Fein se comprometa con la gobernabilidad pero rechace a una de sus instituciones, la policía.

Las auguradas tensiones se redujeron a una pequeña protesta a las puertas del recinto de la Real Sociedad de Dublín, que acogía el congreso, con gritos de "traidor" dirigidos al número dos del Sinn Fein, Martin McGuinness.

Gerry Adams abrió el congreso para defender el cambio de rumbo. Su argumento no fue que el Sinn Fein no puede defender su presencia en el Gobierno autónomo y al mismo tiempo renegar de la policía, sino que ha llegado el momento de cambiar de táctica "para seguir la lucha por la unidad de Irlanda". "El Sinn Fein ha estado hasta ahora fuera de las estructuras policiales en el norte

porque era la mejor manera de conseguir nuestros objetivos. Preferíamos hacer campaña en la calle, llevar los asuntos constantemente a la mesa de negociación y asegurar un cambio fundamental mientras los otros cedían. Ahora tenemos que entrar en las estructuras policiales para conseguir más cambios y dar a nuestro pueblo una policía que rinda cuentas, una policía cívica y no partidaria".

El líder de los republicanos atacó ferozmente al Gobierno británico. "El Gobierno de Thatcher pagó, entrenó, dirigió y equipó a los escuadrones de la muerte", denunció. "Ahora hay que asegurarse que esos horribles sucesos no vuelvan a ocurrir nunca más", añadió. Pero atacó también al Gobierno irlandés -rival electoral en la república de Irlanda-, al que acusó de cinismo por declararse "consternado" por el reciente informe de connivencia entre las fuerzas de seguridad británicas y grupos lealistas pero no haber investigado la matanza de 26 personas en Dublín y siete en Monaghan en sendos atentados cometidos el mismo día en 1974. "Eso es total y absolutamente inaceptable", clamó.

También atacó a los nacionalistas moderados del SDLP (el Partido Laborista Socialdemócrata que dirigía el mítico John Hume, uno de los grandes impulsores del proceso de paz) por aceptar ya en 2001 al reformado Servicio de la Policía de Irlanda del Norte (PSNI).

Un acuerdo aceptable

"Amigos míos, no podemos dejar la policía en manos de los partidos unionistas o del SDLP o del Gobierno irlandés. Desde luego, tampoco podemos dejársela al Gobierno británico. Ni a los securócratas", concluyó Adams. Y aseguró que su cambio de posición sobre la policía se produjo hace dos meses, cuando consultó a "un pequeño grupo de muy altos militantes republicanos" que le hicieron dos recomendaciones: "Primero, que el avance estratégico de los republicanos exige ahora un acuerdo sobre la policía; segundo, que ese acuerdo tiene que ser aceptable para los republicanos".

Los demás dirigentes del Sinn Fein que arroparon la propuesta de la dirección hicieron especial hincapié en que el histórico cambio de postura es consecuente con los nuevos tiempos, pero también con los viejos objetivos. "Todo lo que hacemos tiene como objetivo conseguir una Irlanda unida y libre", enfatizó el número tres del partido y negociador del acuerdo con el Gobierno británico, Gerry Kelly. "La sociedad necesita una policía de verdad. La justicia no llega por milagro", advirtió. "El Sinn Fein se mueve delante de manera decisiva por Irlanda, por el futuro de Irlanda. Creo que el futuro es brillante", proclamó el número dos, Martin MacGuinness.

El primer ministro británico, Tony Blair, aplaudió la "histórica decisión" que adoptó ayer el Sinn Fein.

Gerry Adams (derecha) y Martin McGuinness celebran el resultado de la votación.
Gerry Adams (derecha) y Martin McGuinness celebran el resultado de la votación.ASSOCIATED PRESS

Agentes polacos

El Servicio de la Policía de Irlanda del Norte (PSNI) fue creado como consecuencia de los acuerdos de Viernes Santo de 1998 y puesto legalmente en marcha en noviembre de 2001, en sustitución del polémico Royal Ulster Constabulary (RUC).

El RUC era visto por los católicos como uno de los brazos ejecutores de la política de Londres en el Ulster y como uno de los instrumentos de dominio del unionismo. Los católicos lo consideraban una policía sectaria y desde luego lo era en términos de recursos humanos: en el momento del traspaso de poderes, el RUC legó al PSNI tan sólo un 8,3% de oficiales católicos.

Aunque el Sinn Fein ha boicoteado hasta ahora al PSNI, el también católico y nacionalista moderado lo ha aceptado desde su creación. Por mandato de los acuerdos de Viernes Santo, el PSNI está obligado a nutrirse al 50% de católicos y protestantes con el objetivo de equiparar la representación de las dos comunidades.

En la actualidad, el 19,5% de sus 7.500 efectivos proceden de la comunidad católica y el 20,4% son mujeres, frente al 13% de representación femenina en noviembre de 2001.

Curiosamente, casi 1.000 de los 7.700 candidatos que se presentaron para cubrir 220 plazas en la última convocatoria eran polacos. Pero no es la política lo que parece atraerles, sino el dinero: los 33.000 euros anuales de salario base multiplican por cinco el salario de un oficial de la policía en Polonia. Se estima que hay unos 30.000 polacos viviendo en Irlanda del Norte y otros 150.000 en la República de Irlanda.

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