"Modificar el Tratado Constitucional es una alternativa a no tener nada"
Alberto Navarro (1955, Santa Cruz de Tenerife), secretario de Estado para la Unión Europea, es junto a Carles Casajuana, asesor de política internacional en Moncloa, uno de los dos sherpas nombrados por el Gobierno español para llevar las negociaciones con Alemania para la reanimación de la Constitución europea. Con este objetivo, España ha convocado mañana, viernes, una conferencia en Madrid con los 18 Estados que han ratificado el Tratado. El encuentro ha despertado fuertes expectativas y contribuido a situar el debate constitucional en el primer plano de la agenda europea. España acepta introducir cambios en el Tratado, dos de los países que no la han ratificado (Portugal e Irlanda) asistirán también a la reunión y otros dos (Suecia y Dinamarca) se declaran amigos de la Constitución.
"Europa se ha hecho durante décadas sin España y sin Polonia, pero no se puede hacer sin Francia"
"Sarkozy presenta una propuesta muy inteligente, que recoge la crema de la Constitución Europea"
"España en modo alguno puede aceptar un minitratado constitucional que tenga sólo cuestiones institucionales"
Pregunta. La canciller Merkel se ha tomado muy en serio rescatar la Constitución Europea. Ha diseñado un calendario muy ajustado para que todo esté listo antes de las elecciones europeas en la primavera de 2009. ¿Le merece confianza la propuesta alemana?
Respuesta. Ésta es la fecha que nos hemos fijado todos. Alemania no hace más que hablar por boca de todos. La UE ya acordó el año pasado que el inicio de la solución tiene que arrancar en el Consejo Europeo de junio y que a más tardar, debemos haber encontrado una solución al impasse institucional en la presidencia francesa, a finales de 2008. Admiro y apoyo la firmeza y la convicción con que la canciller Angela Merkel está marcando la necesidad de que Europa tiene que dotarse de unas reformas institucionales y dotarse de nuevas políticas para ser un actor de peso en este mundo globalizado del siglo XXI.
P. En Bruselas, sin embargo, no ha gustado la metodología alemana para desatascar la Constitución.
R. Yo creo que lo importante es el resultado. Lo único que se está haciendo es preparar el terreno para dos grandes decisiones que va a tener la presidencia alemana: la celebración del 50º aniversario del Tratado de Roma, el 25 de marzo, y el Consejo Europeo de junio. El modelo de los sherpas es un sistema que funciona, como lo vemos en el G-8. En el momento en que estamos hay cuestiones delicadas que hay que tratar de una manera discreta. Hay que darle confianza a la canciller Merkel y pensar que estamos en manos de 27 gobiernos democráticos y que no hay nada oscurantista en la decisión de Berlín.
P. Berlín sostiene que hay que salvar la sustancia de la Constitución. ¿En qué consiste esta sustancia?
R. La Constitución Europea no es un Tratado revolucionario. Posiblemente otros tratados como el de Maastricht, que trajo la moneda única, eran mucho más innovadores. La Constitución es sobre todo y ante todo un ejercicio de simplificación y de consolidación. Ahora tenemos en Europa 18 Tratados. Lo que hace la Constitución es refundir estos 18 Tratados en dos: el Tratado Constitucional y el Euratom. Es decir, que el 80% de la Constitución es lo que ya tenemos. De ahí lo difícil es entender la esquizofrenia que plantean el no francés o el no holandés. Porque el no francés y holandés no se pueden entender como un no a lo que ya es hoy la casa europea. La Constitución de nuevo tiene solamente un 20%.
P. Para salir del atolladero institucional, el candidato conservador a la presidencia francesa, Nicolas Sarkozy, propone un minitratado, lo que implica recortes importantes al texto actual. La candidata socialista Ségolène Royal sugiere un referéndum sobre un nuevo texto para 2009. ¿Cuál de los dos planes es mejor?
R. Francia es un país indispensable para la construcción europea. Europa se ha hecho durante décadas sin España y sin Polonia, pero no se puede hacer sin Francia. De ahí la importancia de la persona que el 7 de mayo esté sentado en la presidencia de Francia. Por un lado, Nicolas Sarkozy presenta una propuesta muy inteligente, que recoge la crema de la Constitución, es decir, lo que aporta de nuevo. Propone que los temas institucionales se aprueben de manera urgente incluso en 2007 y deja las políticas para una Convención que arrancaría a partir de 2009. España de ningún modo puede aceptar un minitratado que tenga sólo cuestiones institucionales. A España y a la mayoría de los europeos lo que les interesa son las políticas que desarrollan estas instituciones. Ségolène Royal nos plantea esperar hasta 2009 para celebrar un referéndum en Francia sobre un nuevo Tratado que incluiría un protocolo social a añadir. España está abierta a mejorar la Constitución. Pero preferiríamos añadir a recortar cosas.
P. ¿Por qué España lanza ahora la iniciativa de una Conferencia en Madrid?
R. Hemos pensado que ha llegado el momento, ahora en la presidencia alemana, cuando empezamos la Europa a Veintisiete, de que se oiga la voz de los 18, es decir, los dos tercios que hemos ratificado el Tratado Constitucional. Queremos evitar que el espacio político lo ocupen los que han dicho que no, o los que están con dudas y que aún se plantean si van a ratificarlo o no.
P. ¿Qué espera de la reunión?
R. En Madrid queremos mandar un mensaje para decir: lo importante en estos momentos para los europeos es decir qué Europa queremos los europeos para el siglo XXI. Los que la hemos ratificado ya hemos dicho que queremos una Europa política, una Europa de valores, más eficaz y democrática.
P. ¿Y los siete países que no se quieren pronunciar?
R. La reunión de Madrid ya ha tenido la virtud de clarificar la situación, porque para empezar, Irlanda y Portugal han pedido participar en el encuentro. Suecia y Dinamarca nos están diciendo que se consideran también amigos de la Constitución.
P. ¿Se asume que habrá que modificar el Tratado?
R. España obviamente apoya el contenido del Tratado constitucional. Pero sabemos muy bien que este mismo Tratado no se va a someter de nuevo a referéndum en Francia ni en Holanda tal cual, es decir, que va a haber que modificarlo. Estamos dispuestos a modificar el Tratado Constitucional porque es una alternativa entre no tener nada o tener algo.
P. ¿En qué cambios está pensando?
R. Sabemos muy bien que hay que hacer cambios, porque si no, lo que está dentro de ese Tratado no va a ver la luz. La preferencia española es mejorar el Tratado añadiendo cosas. ¿Qué se puede añadir? Se puede añadir, por ejemplo los criterios para la adhesión de nuevos Estados, los famosos criterios de Copenhague, y que puede tranquilizar a Holanda y a Francia; queremos una política de inmigración común. Sería inconcebible que nos quedáramos con un solo artículo sobre energía y que no tuviéramos disposiciones para hacer frente al cambio climático desde una óptica europea en la Constitución. Ésa es la preferencia española: añadir en lugar de recortar.
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