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Bush admite que la ejecución de Sadam derivó en un "asesinato por venganza"

Los iraquíes se ponen de acuerdo sobre la futura ley del petróleo

El presidente de EE UU, George W. Bush, criticó ayer la forma en que se llevaron a cabo las ejecuciones de Sadam Husein y de sus colaboradores, y aseguró que son una muestra más de que el Gobierno iraquí "todavía tiene que madurar". En una entrevista a la cadena de televisión estadounidense PBS, el presidente dijo que el ahorcamiento del ex dictador le había parecido "un asesinato por venganza" que envía un mensaje muy confuso a los ciudadanos.

Tras declararse "decepcionado" por la forma en que se desarrollaron las ejecuciones, particularmente la de Sadam, Bush indicó que había transmitido su malestar al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y admitió que lo ocurrido le dificulta la labor de explicar a los estadounidenses que el Gobierno de Bagdad "quiere la unidad del país". La muerte de Sadam Husein fue grabada por un teléfono móvil y difundida en varias televisiones árabes, que mostraron imágenes del dictador acompañado de verdugos encapuchados que lo dirigen a la horca, mientras se escuchan voces a favor del clérigo chií Muqtada al Sáder. Además, se escuchaba una voz que decía: "Sadam, vete al infierno".

Bush criticó lo ocurrido en una entrevista en la que volvió a defender la nueva estrategia para Irak que presentó la semana pasada, y que ha generado una fuerte oposición entre la nueva mayoría demócrata del Congreso y entre los ciudadanos, muy críticos especialmente con su propuesta de reforzar las tropas desplegadas en territorio iraquí. Las últimas encuestas revelan que la mayoría de los estadounidenses está en contra de esa propuesta y, en general, de la política del Bush en el conflicto en Irak. Bush admitió que es así y llegó a decir incluso que si le preguntaran su opinión sobre Irak, "sería uno de los que dicen: no, no apruebo lo que está pasando".

La violencia sectaria siguió ayer sembrando Irak de muertos. Un insurgente suicida lanzó un camión bomba contra una comisaría en el centro de Kirkuk (norte) y mató a 10 personas. Otro coche bomba causó 15 muertos y 33 heridos en un mercado de Ciudad Sáder, feudo chií en Bagdad.

Todo ello mientras el Gobierno iraquí hacía ayer algunos progresos en sus compromisos políticos, con el acuerdo alcanzado sobre la crucial ley del petróleo, cuyo proyecto final contempla un sistema de distribución de la riqueza entre las provincias. El borrador, redactado tras varios meses de negociaciones por un comité formado por dirigentes nacionales y regionales, será enviado al Gobierno la semana próxima para su aprobación.

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