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Reportaje:

Comienza el 'Irakgate'

Juicio a un asesor de la Casa Blanca por 'destapar' a una agente de la CIA

Irving Lewis Scooter Libby, ex jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney y ex asesor del presidente, George Bush, se sentará a partir de hoy en el banquillo de un juzgado federal de Washington DC, acusado de perjurio y obstrucción a la justicia. El juicio, por el que pasarán famosos periodistas, contará con un testigo estelar: el vicepresidente Cheney. El tema de fondo: la filtración del nombre de una agente clandestina de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Valerie Plame, para desacreditar a su esposo, el embajador Joe Wilson, por denunciar, en julio de 2003, que la Casa Blanca se inventó la amenaza nuclear que representaba Sadam Husein.

El juicio podría definirse como un mini Irakgate que puede afectar al vicepresidente, Dick Cheney, el hombre que dirigió desde la Casa Blanca la campaña organizada desde 2002 para vender al público la guerra de Irak. El fiscal especial, Patrick Fitzgerald, solicitó a un gran jurado, en octubre de 2005, el procesamiento de I. Lewis Scooter Libby después de una larga investigación. Fitzgerald tomó declaración, en la Casa Blanca, tanto al presidente Bush como al vicepresidente Cheney. Los hechos ocurrieron tres meses después de la invasión de Irak, en marzo de 2003. A partir del mes de mayo de ese año, el embajador retirado Joe Wilson comenzó a insinuar, de manera reservada, en conversaciones con periodistas, que la Administración de Bush había manipulado la información sobre la amenaza nuclear que podría representar el regimen de Sadam Husein. El 6 de julio de 2003, ya de manera abierta, Wilson escribió un artículo para el diario The New York Times, donde contaba que él mismo había sido enviado a un país de África, Níger, por la CIA para averiguar si era verdad que el dictador iraquí intentaba comprar uranio enriquecido allí para fabricar armas atómicas.

Por el banquillo pasará un testigo estelar, el vicepresidente de EE UU, Dick Cheney

Según Wilson, el presidente Bush, al denunciar esa operación en su discurso sobre el Estado de la Unión, el 28 de enero de 2003, estaba falseando la realidad, pues contaba con información, entre ella la suya, de que se trataba de un bulo. Una patraña que dio la vuelta al mundo y que, por ejemplo, llegó a mencionar en febrero de 2003 el entonces presidente del Gobierno español José María Aznar, para exagerar el peligro que suponía dejar que Sadam siguiera al frente de Irak.

El fiscal Fitzgerald ha logrado establecer que Libby, como jefe de gabinete de Cheney, dirigió una campaña para castigar a Wilson por su denuncia. Para ello filtró a varios periodistas el nombre de la esposa de Wilson, Valerie Plame, agente clandestina de la CIA durante casi 20 años. La campaña de Cheney, ejecutada por Libby, consistió en explicar que el viaje de Wilson a Níger había sido el resultado de una operación de nepotismo: su mujer Valerie Plame se las había arreglado para enviarle a Níger. Y como Wilson, decía la campaña, era simpatizante del partido Demócrata, ahora estaba utilizando su presunta misión para desacreditar a la Administración de Bush. Scooter Libby, según quedó acreditado en su auto de procesamiento, reveló el nombre de Valerie Plame a varios periodistas. El 14 de julio de 2003, ocho días después del artículo de Wilson, el periodista Robert Novak hizo público su nombre y la tesis de Cheney.

Fitzgerald ha imputado a Scooter Libby cinco cargos de perjurio y obstrucción a la justicia en el curso de la investigación. Pero lo relevante de este juicio es el hecho de que en el centro de la escena, protegido, se encuentra el vicepresidente Cheney. La defensa de Scooter Libby ha confirmado que llamará a declarar a Cheney, que se convertiría en el primer vicepresidente en declarar ante la justicia en Estados Unidos. Por el juicio pasarán, además, famosos periodistas como la despedida redactora de The New York Times Judith Miller, y el director adjunto de The Washington Post, Bob Woodward, uno de los dos periodistas que hizo historia con el caso del Watergate que acabó con el presidente Richard Nixon en 1974.

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