Una ciudad en femenino
Barcelona busca nombres de mujer para sus calles y paseos
Sólo cinco de cada 100 calles y plazas de la ciudad de Barcelona tienen nombre de mujer, entre una mayoría de nombres masculinos y todo tipo de topónimos. El número de calles, pasajes o jardines con nombre femenino es de unos 250 frente a un total de 4.700. Y entre estos nombres hay un claro predominio de religiosas y fundadoras de misiones frente a mujeres exponentes de la sociedad civil, en toda suerte de expresiones. La ponencia del Nomenclátor, que es la que bautiza las calles, trabaja para corregir ese desequilibrio.
No resulta nada fácil encontrar nombres femeninos porque la mujer ha tardado años en incorporarse al mundo profesional, las ciencias, las letras o las expresiones artísticas, y precisamente una de las condiciones del Nomenclátor de la ciudad es que sus nombres deben ser representativos y que, en el caso de las personas, hayan estado relacionadas con la ciudad. Además, otra condición es que hayan muerto hace un mínimo de cinco años, salvo si se les ha concedido la llave de oro de la ciudad. Por eso, gran parte de la presencia de la mujer en el Nomenclátor es de espíritu religioso: hay, por ejemplo, 19 calles de Mare de Deu. A partir de la democracia se han ido incorporando nombres de mujeres destacadas, como los de las escritoras Maria Aurèlia Capmany, en 1996, y el de Montserrat Roig, un año más tarde. "Hemos agotado la búsqueda de nombres de mujeres vinculadas a las artes y ahora investigamos en otros archivos", apunta Pilar Serrano, secretaria de la ponencia del Nomenclátor de la ciudad, órgano que recibe las propuestas y peticiones de nombres de calles, plazas y jardines. Ese rastreo también se hace en los archivos de los distritos y desde el Área de la Mujer del Consistorio.
"Hemos ampliado la búsqueda a mujeres que decidieron cursar estudios cuando muy pocas lo hacían", añade Serrano. Como Elena Maseras, que se licenció en la Facultad de Medicina de Barcelona en 1872 y da su nombre a un interior de manzana de la calle de Casanovas. El distrito del Eixample decidió hace años que todos los interiores de manzana recuperados llevarían nombre de mujer. Otros distritos, como Sant Martí, sólo quieren nombres de mujeres para bautizar sus nuevas calles.
Esa búsqueda sirve, de paso, para encontrar alguna que otra perla, como las asignaturas específicas que estaban obligadas a cursar las estudiantes de Medicina, como la "educación higiénico-moral de la mujer" que, a mediados del siglo XIX, estudió Dolors Lleonart, una joven que se licenció a los 20 años en 1886 y que pronto tendrá una calle en Barcelona. Otra incorporación que está aprobada pero pendiente de la firma del alcalde es la de Otilia Castellví, una sindicalista de la República, con calle en el distrito de Gràcia.
El empeño en equilibrar el Nomenclátor se ve, por ejemplo, en los porcentajes de las nuevas calles o paseos. Así, entre 2000 y 2006, de las 182 calles bautizadas en Barcelona, 93 tenían nombres de topónimo; 42, de mujer, y 47, de hombre.
Cualquier ciudadano puede sugerir nombres libremente, que luego serán sometidos a las normas de la ponencia del Nomenclátor, que aprobará y enviará la propuesta al alcalde. "La propuesta siempre tiene que ser por escrito y es evidente que hay que razonar y presentar mínimamente de quién se trata. Luego todo se estudia", explica la secretaria. El final del proceso es sencillo cuando se trata de calles nuevas, pero bastante más complicado si es un cambio de nombre, porque hay que comunicarlo a todas las instancias oficiales y a las compañías de servicios.
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