_
_
_
_
_
Reportaje:

El mercado negro ensució el pimiento

Los expertos advierten que el origen de la verdura en mal estado de Almería está en el uso de plaguicidas baratos sin control

No ha llegado a decretarse una situación de alerta alimentaria sino una "petición de información" de países europeos que habitualmente importan productos hortofrutícolas de España. Sin embargo, la utilización del plaguicida no autorizado llamado isofenfus-metilo en varias partidas de pimiento exportado a Reino Unido, Alemania y Holanda ha puesto en jaque la credibilidad del sector de frutas y hortalizas en la provincia de Almería. Los expertos coinciden: la culpa es del mercado negro y exigen mayor control.

La Junta de Andalucía paralizó 40 explotaciones, incluyendo las tres de ayer, y ha hallado restos de esta sustancia en 12 invernaderos. Quizá una cifra infinitesimal en un campo en el que existen 16.000 explotaciones agrícolas que, sólo en la última campaña, obtuvieron un valor de producción de 1.300 millones de euros con 2,83 millones de toneladas de producción.

La Junta de Andalucía ha paralizado 40 de las 16.000 explotaciones
Más información
"Muchos creen que manipulamos la naturaleza"

El responsable del Laboratorio de Referencia Comunitario (CRL) de frutas y hortalizas para toda Europa y catedrático de la Universidad de Almería, Amadeo Rodríguez, explicó ayer que fue el CRL de Stuttgart (Alemania) el que hizo una llamada al departamento que él coordina en Almería. "Vimos que el isofenfus-metilo es un compuesto que si bien tiene toxicidad aguda, hay muchas dudas sobre sus efectos a largo plazo. Llamé a Bruselas y se envió la alerta", explica el catedrático.

Amadeo Rodríguez defiende el uso de fitosanitarios en la agricultura como una verdadera revolución rural que ha permitido abastecer al continente de frutas y hortalizas los 12 meses del año de manera industrial y a un precio razonable, si bien alerta de la existencia de un mercado negro donde las formulaciones se obtienen a precios más baratos. "Si hay un mercado negro, la Administración tendría que tomar cartas en el asunto. O lo quita o cada vez va a haber más. En segundo lugar, hay que llevar a cabo un control. Esos controles van encareciendo el sistema, con lo cual empieza a haber otras alternativas al cultivo convencional, como la lucha integrada", razona el docente de la Universidad de Almería. La lucha integrada consiste en la mezcla de productos químicos y naturales, como el extracto de algas o el spinosad (una sustancia obtenida por un fermento del suelo), para el cultivo de las plantas.

Juan Cuadrado, ingeniero técnico agrícola, comparte las tesis del catedrático en una sociedad que, al tener cubiertas sus necesidades alimentarias, se ha vuelto más exigente y ha tomado conciencia de que existen productos que pueden perjudicar su salud. "¿Qué ha pasado? Que se ha restringido la cantidad de productos fitosanitarios que pueden usarse por exigencia del consumidor y por intereses económicos. En Almería se ha reducido la gama y, a la vez, la presión de plagas se ha mantenido. Ahora toca reconvertirnos en la lucha integrada", defiende este ingeniero. En su despacho, Cuadrado tiene desplegado un folio con los Límites Máximos de Residuos (LMR) de países como Austria, Suiza, Suecia, el Reino Unido, Alemania, Francia, EE UU y España.

"Cada país tiene una exigencia distinta. Lo que ahí influye es el poder de las multinacionales y no tanto la Ingestión Diaria Admitida (IDA), el baremo que utiliza cada país. Nosotros queremos un registro único en Europa. Lo defiende el Colegio de Peritos Agrícolas, Coexphal y los empresarios. Si hemos unificado criterios con una moneda única, ¿por qué no homologamos un registro de productos fitosanitarios? Eso ahorraría un montón de dinero", denuncia Cuadrado. Muchos expertos advierten de que la línea de químicos no será sostenible en Almería a medio plazo, dada la creación de resistencias de plagas en dos o tres años y el alto coste en plaguicidas (a veces mayor que el de abonos). La lucha integrada y el control biológico, que usa productos de origen vegetal y depredadores, se antojan como el reto del campo almeriense.

Se calcula que para 2007 el 10% de los invernaderos de la provincia tendrá sus cultivos bajo lucha integrada y que unas 6.000 hectáreas estarán bajo el sistema de control biológico. Lola Gómez Ferrón es una empresaria agrícola con 1,7 hectáreas de cultivo hidropónico bajo el control biológico que, con el nombre de Clisol Agro, se ha convertido en referencia turística en la provincia.

Gómez Ferrón lleva años mostrando sus invernaderos a público infantil y adulto para defender que la agricultura almeriense aúna la incorporación de las nuevas tecnologías a las técnicas y experiencias agrícolas tradicionales acumuladas durante más de 35 años. "La base de un buen control fitosanitario en un cultivo, ya sea biológico o químico, son los conteos. Cada invernadero debe tener marcadas 20 plantas y hacerles un seguimiento semanal para poder controlar sus enfermedades y plagas", apunta la agricultora. Gómez Ferrón sostiene que nunca como ahora ha existido un control alimentario como el actual. "Comer este tipo de hortalizas no acorta la vida, la alarga", remacha la empresaria agrícola.

Almería, tras el milagro del cultivo intensivo bajo plástico que transformó parte de su paisaje y dio el vuelco a una economía de subsistencia hace tan sólo tres décadas, tiene aún pendiente el que será su segundo portento para seguir abasteciendo a Europa.

Fertilizantes y pesticidas usados en cultivos del Poniente en Almería.
Fertilizantes y pesticidas usados en cultivos del Poniente en Almería.FRANCISCO BONILLA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_