Un joven con mando
El central Jarque se ha convertido, a sus 23 años,en el punto de partida del juego ofensivo del Espanyol
A Daniel Jarque (Barcelona, 1983) los años le sientan de maravilla. "Es un gran jugador, pero le falta coger físico. Cuando va al choque, parece que acabará en las gradas", dijo de él hace tres temporadas Javier Clemente, entonces entrenador del Espanyol. Ahora, la zaga blanquiazul ya no se entiende sin su participación. Es, con 23, el joven veterano de la defensa. Él manda, él ordena. Justo lo que le pide el equipo para recibir al Barça, el rival por antonomasia, el segundo equipo más goleador de la categoría, detrás del Sevilla, que tiene un partido y dos puntos más (35 por 37).
La edad media de la defensa blanquiazul apenas supera los 21 años. "Nos falta un pelo de perrería o veteranía, pero suplimos la deficiencia con ganas e ímpetu", argumenta Jarque, que se ha convertido en el líder de la misma por los partidos acumulados en Primera (88). "Mi misión ya no sólo se reduce a obedecer, sino que también intento mandar un poco más que antes. Como marcar la línea. Y soltar gritos como: '¡Atrás!, ¡adelante!, ¡salimos!, ¡todos fuera!...'. Ya no soy el novato de la clase", proclama.
A Jarque le ha cambiado la vida en poco tiempo. Sobre todo, desde que el técnico Miguel Ángel Lotina se cruzara en su trayectoria hace dos campañas. "Él me asentó en Primera", reflexiona. Pero se ha dado cuenta de que el modo de entender el fútbol de Lotina poco tiene que ver con el del entrenador actual, Ernesto Valverde: "Con Lotina trabajábamos mucho el aspecto defensivo. Con Valverde intentamos tener más la pelota, practicamos una idea más atractiva". Y Valverde, desde el primer día, le ha pedido lo mismo: "Acompaña al equipo en la presión, ayuda a apretar las líneas y saca el balón controlado". No le pide, sin embargo, que tire del fuera de juego. "No cree en ese concepto", arguye Jarque.
Tímido como pocos, Jarque se envalentona cuando le hablan del Barça: "Nunca le he ganado y ya me toca. Es lo que más quiero". Para ello deberá parar a Gudjohnsen. "No entiendo las críticas que a veces recibe", explica; "juega, hace jugar, se desmarca y mete goles". De momento, ya ha estudiado cómo marcarle. "Tendré que estar muy atento, vigilar las espaldas y anticiparme a sus movimientos. En ocasiones parece que es un palo, que está quieto y, de repente, ¡zas!, ya está al otro lado. Tengo que vigilarle porque con sus arranques puede desmontarte", advierte. Pero del Barça le preocupan todos, especialmente la medular. "Son futbolistas rápidos, que crean huecos, ofrecen asistencias y mueven al equipo. Sólo ellos hacen posible usar el 4-3-3". Y escudriña la clave para puntuar: "Para hacerles daño sólo podemos quitarles la pelota".
Pase lo que pase, a Jarque le servirá de algo más el derby: "Podré fijarme más de cerca en Puyol y Márquez, que son muy distintos, pero se complementan a la perfección. Hay que aprender de los mejores".
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