Guillotina con diamantes
'María Antonieta', de Sofia Coppola, está inspirado en el mito de la última reina de Francia
Sumida en el delirio consumista, María Antonieta vive obsesionada por la moda y los zapatos, se prueba centenares de modelos diseñados con sedas, brocados, ribetes de diamantes, perlas y piedras preciosas. Una ambientación de época exquisita (cada zapato ha sido creado tras meses de trabajo de documentación por Manolo Blahnik) en la que se cuelan, entre pelucas como tartas, pasteles color chicle y vestidos irreales, unas zapatillas Converse All Star. Un icono juvenil de las últimas generaciones que no resulta anacrónico en el Versalles de Sofia Coppola. Su fastuosa María Antonieta, que hoy se estrena en España, discurre durante noches en blanco a ritmo de guitarras eléctricas.
Una reina pop -no parece casual que su madre, la emperatriz austriaca Maria Teresa, esté interpretada por una musa superviviente de los sesenta, Marianne Faithfull- que llega a Versalles siendo una niña y acaba años después en la guillotina convertida por las masas en una mujer desalmada, desenfrenada y viciosa.
Aunque la película de Coppola está inspirada en la novela de Antonia Fraser, María Antonieta. La última reina (Edhasa), una biografía revisionista que describe a una reina víctima de mentiras y prejuicios, es la ensayista Chantall Thomas (directora de investigaciones en el Centre National de la Recherche Scientifique, de Francia) quien en su libro La reina desalmada (El Aleph) define a María Antonieta como la primera reina moderna, obsesionada por una moda extravagante y barroca que evoca, dice Thomas, "invenciones de nuestro siglo", como la moda punk: "Tanto con el bonnet á l révolte como con el peinado cherokee se está jugando con la catástrofe. Los bonnets á la crête de coq, los peinados retorcidos y superelevados hasta aparentar picos de montaña o flechas de catedral son, como los pelos a lo mohawk de los punkis, desafíos al hundimiento. Peinados arrogantes y suicidas. De cualquier modo, inaguantables".
Para Sofia Coppola sus tres películas -Las vírgenes suicidas, Lost in translation y María Antonieta- son una trilogía sobre mujeres jóvenes en busca de sí mismas. María Antonieta, frustrada ante un matrimonio que tardó siete años en consumarse y ahogada por las costumbres de una corte irrespirable, se vuelca en otro tipo de placeres. De las joyas -Benedetta Craveri evoca en María Antonieta y el escándalo del collar (Siruela) el embrollo que se montó en la corte por un collar encargado por la reina y cuyos diamantes eran como nueces- a los pasteles de Ladurée o las pelucas de Léonard. "Esta heredera por derecho divino se somete en los menores detalles al dictamen del día. A partir de ahí admite, en el interior de un universo inscrito en lo intemporal, un principio de inestabilidad", escribe Chantal Thomas. De ahí a los líbelos que la acusan de ninfómana, lesbiana, ludópata y depravada sólo queda un paso.
"Pareces superficial y tonta por interesarte por la moda. Pero creo que se puede ser inteligente y frívola. María Antonieta era una mujer muy creativa", dice Coppola en el mismo Vogue (el número de septiembre de la edición estadounidense), en el que su protagonista, Kristen Dunst, es fotografiada por Anne Leibovitz vestida a lo Versalles por Alexander McQueen, Channel y Galliano. Su editora, la papisa Anna Wintour, sentencia: "La película tendrá un fuerte impacto en la moda que está por llegar". Frente a la discreción burguesa, el orgullo de los signos de la ostentación y el gasto. Y todo con las mejillas muy rosas. En un tiempo en el que cine y moda se retroalimentan sin demasiada imaginación, la película de Sofia Coppola podría situarse dentro de la excepción. Y aunque es probable que nadie se empolvará el moño como lo hacía la reina, Coppola ha logrado teñir de ese romanticismo suyo de cámara Polaroid la historia de una pobre niña rica que ignora el mundo que hay detrás de la verja de su palacio.
La crítica ha sido desigual con María Antonieta. A. O. Scott en The New York Times advierte de que es mejor dejar a un lado la sangre jacobina y dejarse llevar por los placeres que nos ofrece. "Decir que es una película históricamente irresponsable y políticamente sospechosa es no entenderla", afirma.
Pero es Anthony Lane, el gran y mordaz crítico de The New Yorker, quien apunta más lejos y detecta la seria contradicción que encierra el filme. Lane reprocha a Coppola querer ponerse trascendente y un poco intensa en la última parte del filme y contradecir así el espíritu de su heroína, cuya gran virtud es su devoción -sin asomo de vergüenza- por lo superficial. Lane (que dice que son los sofisticados zapatos de Blahnik los que parecen entender mejor el sentido del personaje) se pregunta si esta María Antonieta y sus amigos no se parecen demasiado a los de Paris Hilton -esa pija entre las pijas que ha convertido sus excesos y a su perrito chihuahua en triste sello de este tiempo- para más adelante añadir que por desgracia durante más de un momento la película parece dirigida por la mismísima Paris.El crítico Anthony Lane compara a Maria Antonieta con Paris HiltonAnna Wintour: "La película tendrá un fuerte impacto en la moda"
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