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Reportaje:

Intimidad custodiada

El Hospital de Sant Pau asigna un guardia para garantizar la privacidad de la mujer de 67 años que dio a luz a gemelos

Carmen, la mujer de 67 años que dio a luz gemelos el pasado viernes tras haberse sometetido a un tratamiento de fertilización en Estados Unidos, ha decidido guardar silencio sobre las razones que le han llevado a ser madre a su avanzada edad. Permanece ingresada en el Hospital de Sant Pau de Barcelona y confirmó a este diario que su mutismo obedece al hecho de que ha vendido una exclusiva a la prensa del corazón.

Desde el sábado, cuando trascendió el alumbramiento, no paran de entrar periodistas en la maternidad del Sant Pau. Todos quieren hablar con Carmen. Han llamado al centro medios de todo el mundo interesándose por la parturienta. Incluso se ha personado un periodista del diario sensacionalista británico The Daily Mail. Este informador llevaba una carta del director del periódico, y creía que este documento le permitiría hablar con la anciana madre.

En el Sant Pau dicen estar desbordados. El centro ha ordenado a un guardia de seguridad que vigile la planta y la habitación donde permanece Carmen. Una portavoz del centro dice que esta medida es para preservar su voluntad de privacidad y respetar su intimidad, después de que varios medios de comunicación hayan intentado acceder a su habitación. También recuerdan que el resto de parteras ingresadas en el centro demandan tranquilidad.

Pero, ¿debe un hospital de la red pública facilitar un agente de seguridad a una mujer que posteriormente venderá una exclusiva? El decano del Colegio de Periodistas, Josep Maria Huertas, lo tiene claro. "Ésto no lo debe cubrir el contribuyente, porque los hospitales públicos tienen otras necesidades. El centro no tendría que poner agentes porque así colabora en una exclusiva", algo que según Huertas, es un "negocio".

"Si la mujer ha decidido vender en exclusiva la información sobre su parto, es evidente que su derecho a la intimidad queda anulado por decisión propia", indica Marc Carrillo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra. Carrillo cree que la parturienta no puede "invocar su derecho a preservar su intimidad" si ella misma "consiente que un medio, al que ha vendido una exclusiva, la difunda". "Resulta cuando menos sorprendente que el hospital se erija en protector de la tranquilidad de una paciente cuando es ella la primera que la ha puesto en juego", añade Carrillo.

Todo lo contrario opina la catedrática de Ética Victòria Camps. "Si una persona no quiere explicar algo que afecta a su vida privada, tiene todo el derecho a negarse porque no es algo de interés público. Hay que respetar su voluntad". Camps insta a desvincular el debate sobre la privacidad de la paciente al hecho de que haya vendido una exclusiva a una revista del corazón.

Mientras tanto, Carmen y sus hijos permanecen ingresados. Su estado es "favorable" y evolucionan "bien", indican desde el centro sanitario.

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