"No es una forma de huir de la precariedad, es parte de ella"
Tiene 27 años y es su propia jefa desde este verano. Ester Jordana (Benicarló, 1979) vio que el mercado laboral no ofrecía precisamente caramelos para los psicólogos, su gremio, y decidió crear su propio puesto de trabajo: En junio se dio de alta como autónoma y abrió junto con tres socios un Centro de Atención Psicológica y Psicoterapéutica (CAPP) en Barcelona. También trabaja para la Escuela de Policía de Cataluña, donde entrevista a los candidatos a mosso d'Esquadra, en colaboración con el servicio de selección, evaluación y seguimiento de la institución.
"Hacerse autónomo no es una forma de huir de la precariedad, sino que forma parte de ella, porque si el mercado ofreciese mejores condiciones, no habría tantos autónomos", explica esta licenciada en Psicología y con una master en terapia cognitiva.
Convertirse en trabajadora por cuenta propia le ha llevado a instruirse algo sobre leyes, sobre contabilidad y, lo más importante, aprender a navegar en la incertidumbre. "Los asalariados están más tranquilos, mientras que si eres autónomo todo depende de que te lleguen nuevos proyectos, y no tienes perspectiva de cómo te irá al mes siguiente", explica. Tampoco le convence la cobertura social con la que cuenta, pese a reconocer algunas mejoras con el nuevo Estatuto del Trabajor Autónomo del Gobierno.
Pero no todo son sombras. Esta psicóloga, formada en Tarragona y Barcelona, asegura que lanzar un proyecto propio es mucho más creativo: "Eres tú quien descubre un mercado y te inventas un nuevo servicio que ofrecer, en lugar de sentarte a la mesa que otro ocupó antes para hacer lo mismo". Además, su flexibilidad de horarios le permite combinar el trabajo con sus estudios de Filosofía. Hoy Ester se gana bien la vida. "Pero eso es ahora, no sé qué ocurrirá en el futuro".
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