Titán tiene lagunas de metano líquido
La nave 'Cassini' descubre en una luna de Saturno depósitos tal vez alimentados por lluvias
En un mundo lejano, una de las lunas en órbita del planeta de los anillos, los científicos han descubierto lagunas que deben de ser de metano líquido. Ese mundo es Titán, el único satélite del Sistema Solar con una densa atmósfera; allí debe de haber lluvias torrenciales y tormentas, el relieve es accidentado y las temperaturas gélidas. Desde hace años se sospechaba que en ese mundo podría haber lagos o incluso mares de metano, pero la capa de nubes que lo envuelve impide ver bien la superficie con cámaras convencionales o telescopios. Por eso, los científicos han recurrido al radar que lleva la nave Cassini -en órbita de Saturno- para penetrar esa densa neblina y distinguir detalles. Así han descubierto más de 75 lagunas en una franja de las latitudes altas de Titán.
Los lagos tienen tamaños variados, entre tres y 70 kilómetros de diámetro
"Sólo hay un cuerpo planetario más dinámico que Titán, la Tierra", dice un científico
Las lagunas, que en las imágenes del radar se aprecian como manchas oscuras, lisas, de forma circular unas e irregular otras, en un entorno accidentado, tienen tamaños variados, entre tres y 70 kilómetros de diámetro; a su alrededor se aprecian canales que pueden ser flujos que las alimentan. Los científicos que las han descubierto y estudiado, liderados por Ellen Stofan, presentan hoy su hallazgo en la revista Nature. Aunque la composición no se puede determinar con el radar, "el metano es el más plausible candidato, ya que es una de las pocas moléculas que pueden estar en estado líquido en las condiciones de la superficie de Titán", comenta un especialista en la revista.
Saturno y sus más de 30 lunas están a 1.500 millones de kilómetros de distancia media al Sol, casi diez veces más lejos que la Tierra; tan lejos está que la luz que parte de allí, a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, tarda hora y media en llegar a los telescopios terrestres. Pero el planeta y los anillos está siendo investigado de cerca desde hace dos años y medio, con la nave Cassini, de dos toneladas y cargada de cámaras e instrumentos científicos.
Se trata de una misión de la NASA y de la Agencia Europea del Espacio (ESA) -con colaboración de la Agencia Italiana del Espacio- que tardó siete años en llegar a su destino y que, desde julio de 2004, está dando vueltas alrededor de ese gran planeta de los anillos, de manera que va pasando cerca de las diferentes lunas una y otra vez. En el sobrevuelo de Titán cumplido el 22 de julio pasado, el haz del radar barrió una franja de 6.130 kilómetros de longitud, entre los 70 y lo 83 grados de latitud Norte. Y aparecieron los lagos.
"Por lo que sabemos, sólo hay un cuerpo del sistema planetario que muestre más dinamismo que Titán y su nombre es la Tierra", resume en Nature Christophe Sotin, científico de la Universidad de Nantes (Francia). Él comenta que el metano juega el papel del agua en la Tierra, con un ciclo de evaporación, condensación, precipitaciones y depósitos líquidos en la superficie, en invierno y verano. Y ese ciclo está sujeto al propio calendario del sistema de Saturno, cuyo año se prolonga 29,5 años terrestres.
Titán ha despertado el interés de los científicos planetarios desde hace décadas por ese dinamismo que resalta Sotin. La hipótesis de los mares de metano, la meteorología y la densa atmósfera rica en nitrógeno incluso podría parecerse a la Tierra primitiva, antes de que surgieran los organismos vivos. "Titán es el Peter Pan de nuestro Sistema Solar, un mundo que nunca llegó a hacerse mayor, lo contrario que Marte, que es un mundo oxidado", comentaba hace unos años Tobias Owen de la Universidad de Hawai.
Por ello fue elegida esa luna de Saturno, con temperaturas medias de - 180º, como objetivo de una de las misiones espaciales más importantes e innovadoras realizadas hasta ahora: el descenso de la sonda Huygens, de la ESA, que viajó hasta Saturno sujeta a la Cassini y que, ya en solitario, logró posarse en el suelo del satélite y tomar datos varias horas, durante la caída por la atmósfera y ya en el suelo. Entre la abundante información que obtuvo la Huygens, incluidas fotos del accidentado paisaje allí, no encontró lagos ni mares, pese a que tanta era la esperanza de los responsables de la misión que llegaron a plantearse si no pudiera acabar dándose un chapuzón de en lugar de tocar suelo.
Ahora Stofan y sus colegas, entre los que destaca Charles Elachi, director del JPL y responsable del radar de la Cassini, sugieren que las lagunas en Titán se extienden durante el invierno en latitudes altas y se reducen en verano debido a la evaporación. Cuando el radar de la sonda espacial vio las lagunas allí -algunas llenas y otras no completamente- era invierno en el hemisferio norte. Puede que las condiciones meteorológicas, las lluvias, sean las responsables. Otra hipótesis es que los lagos se llenan a partir de depósitos de metano líquido en el subsuelo. Los últimos datos de la Cassini, con los canales que rodean las lagunas, parecen apoyar la primera hipótesis.
"Sobre la superficie de Titán se producen gigantescas tormentas capaces de generar densas nubes formadas por gotitas de metano líquido, un compuesto que jugaría en el ese mundo el mismo papel que el agua en la tierra", apuntaba hace pocos meses el científico español Agustín Sánchez Lavega (Universidad de Cantabria) que, junto a Ricardo Hueso, publicó un importante artículo en Nature el pasado verano sobre el desarrollo de tormentas de metano en Titán.
"A nuestro entender, estas tormentas son capaces de generar copiosas precipitaciones de metano mezclado con hidrocarburos de las partes inferiores de las nieblas", apuntaban estos especialistas españoles. "Semejarían en sus versiones más violentas a las más intensas trombas de agua que se producen en las tormentas terrestres". La precipitación podría ser capaz de alimentar los depósitos líquidos y ríos de metano líquidos.
Cassini ha pasado ya una veintena de veces cerca de Titán y la próxima está prevista para el 13 de enero. Los científicos están pendientes de cada una de estas cosechas de valiosos datos, pero han calculado que durante toda la misión prevista de la nave espacial no se logrará rastrear con el radar más de un 15% de la superficie de ese mundo enigmático, mayor que el planeta Mercurio. Por ello Stofan y sus colegas concluyen su artículo en Nature lanzando un reto a las agencias espaciales: "Se requerirán futuras misiones espaciales en la superficie para entender a fondo los lagos de Titán, en particular cómo se formaron, su composición detallada y sus interacciones con sus costas". Pero de momento no se planea ninguna misión de descenso como la Huygens.
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