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La ofensiva terrorista

El presidente de los obispos pide la unidad de todos para el fin de ETA

Blázquez condena el atentado y afirma que mantiene la esperanza

Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao y presidente de la Conferencia Episcopal, condenó ayer con firmeza el atentado de ETA en Barajas en su homilía en la bilbaína basílica de Begoña. Expresó su "cercanía" hacia los afectados y dijo que, sin embargo, no cede al desaliento ni pierde la esperanza de que la sociedad se vea liberada del terrorismo. Por ello, invitó al "trabajo conjunto de todos", ciudadanos y partidos, para lograr el fin de ETA.

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En la homilía del primer día del año que, precisamente con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, el obispo de Bilbao pronunciaba desde la emblemática basílica de Begoña no podía faltar el posicionamiento del obispo vizcaino, Ricardo Blázquez, sobre el atentado de ETA en Barajas que ha dado al traste con el proceso de paz iniciado en marzo tras la tregua de ETA. El prelado que también es presidente de la Conferencia Episcopal expresó su condena sin paliativos. Afirmó que esta acción -"un zarpazo terrible", cuya responsabilidad atribuyó exclusivamente a ETA-, "atenta contra la dignidad humana y contra la paz y oscurece el futuro".

El prelado quiso mantener sin embargo un tono positivo en el mensaje y añadió que, pese a la tristeza y la preocupación que estas acciones originan, "no cedemos al desaliento ni perdemos la esperanza de vernos liberados del terrorismo". Según Blázquez, este objetivo de erradicar el terrorismo importa "vitalmente" a toda la sociedad, por ello reclamó el "trabajo conjunto de todos: los responsables del Gobierno, de los grupos políticos y sociales, de los educadores, de los medios de comunicación, de cada uno de nosotros", dijo. "Todos queremos una sociedad democrática, civilizada y respetuosa de todos los derechos humanos", añadió.

El obispo de Bilbao recordó también un mensaje del Papa Benedicto XVI en el que afirma que todo cristiano debe ser "un trabajador incansable a favor de la paz y un valiente defensor de la dignidad de la persona humana y de sus derechos inalienables".

Apoyo del Vaticano

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Precisamente, el Vaticano llegó a expresar públicamente su apoyo al proceso de paz ahora desbaratado, pocos días después de la declaración de tregua etarra. Lo hizo el Papa en persona, el cinco de abril desde la Plaza de San Pedro, con un llamamiento a "intensificar los esfuerzos de consolidar los horizontes de paz que parecen abrirse en el País Vasco y en toda España".

El gesto fue significativo ya que la Iglesia en esta ocasión ha desempeñado un papel mucho menos directo y comprometido que el que asumió en la tregua de Lizarra de 1998. Entonces, el hoy obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, ejerció, a instancias del entonces ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, el papel de intermediario e interlocutor entre el Gobierno del PP y la banda terrorista, una labor para la que no ha sido requerida en esta ocasión por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. No obstante, la Iglesia vasca desplegó sus oficios ante el Vaticano para conseguir el apoyo explícito del Papa que llegó apenas dos semanas después de la declaración de tregua.

El sacerdote Joseba Segura, persona clave en las relaciones con los partidos, que fue delegado episcopal de pastoral social en la diócesis de Bilbao, reconoció que la Iglesia no ha mediado directamente en el proceso, pero que "las relaciones fijadas en 1998 y la confianza generada en estos años de contacto, nos ha permitido estar al tanto de lo gestado".

La Iglesia vasca siempre ha mantenido una línea favorable y comprometida con el diálogo para alcanzar la paz. Durante la tregua, los obispos han llegado a pedir a los terroristas que "reconozcan el mal causado y tengan el valor de pedir perdón a quienes han sido víctimas de sus acciones". Hace sólo quince días, Blázquez reconoció ante la prensa que veía el proceso de paz "en una fase de cierta penumbra", aunque, como es habitual en él, se definió como un "realista esperanzado" ante el futuro. Además de admitir la "disponibilidad" de la Iglesia para contribuir a la pacificación en Euskadi, Blázquez anunció precisamente que pensaban poner en marcha una "campaña de reconciliación" bajo el lema Muévete por la paz, que culminaría el 3 de febrero.

Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao.
Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao.ULY MARTÍN

El Papa y el terrorismo

Benedicto XVI reclamó ayer a la comunidad internacional "reglas más claras" contra el terrorismo en la Jornada Mundial de la Paz, que la Iglesia católica celebra el 1 de enero. Con este motivo el Papa envío a los responsables de las naciones un mensaje en el que expresó que "el valor del hombre es la columna portante de la paz".

El Papa denunció la "plaga del terrorismo" y reclamó para luchar contra ella "reglas más claras para contrarrestar la deriva a la que asiste el mundo, porque la guerra es siempre un fracaso".

Benedicto XVI definió la paz como un don divino y recordó el deber del hombre de construirla sobre el respeto a los derechos humanos. "Existe una lógica moral, una gramática común escrita en la conciencia de todos", señaló. "Seguir esta ley natural es el presupuesto para la paz".

El Papa consideró una amenaza a la paz las "constantes desigualdades presentes en el mundo" y defendió que su construcción comienza con el respeto a la vida y a la libertad religiosa. Pidió también superar los prejuicios ideológicos y culturales y las "inaceptables concepciones de dios", que incitan al odio y a la violencia. La paz, dijo "se frena también desde la indiferencia a lo que constituye la verdadera naturaleza del hombre".

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