A Chocolataría cierra tras un año dedicada al arte en Santiago
Quienes pasaban el 20 de septiembre del 2005 por la Rúa das Orfas de Santiago recordarán sin duda la enorme puerta de chocolate que se alzaba en la entrada de la nueva galería de arte el día de su inauguración. Con el final de este año, llega también el cierre de A Chocolataría, una idea que surgió de la Asociación Cultural D5. "Ha sido un éxito rotundo", confirma la directora general, Concha Fontenla.
La duración del proyecto ha sido de un año y tres meses, un tiempo en el que A Chocolataría, antes Fábrica de Chocolates Raposo, se convertía temporalmente en espacio artístico. Ante la decepción de muchos de sus visitantes, 125.000, el emblemático local del casco histórico de Santiago termina su etapa artística para, probablemente, iniciar otra como establecimiento de hostelería.
El proyecto se concibió desde su nacimiento con la idea de que fuese temporal. Desde su apertura, A Chocolataría ha acogido 17 exposiciones de 35 artistas diferentes, además de toda una propuesta de talleres, teatro, danza, performances y actividades literarias. Los autores que han participado han sido, entre otros, Diego Santomé, Julian Opie, Santos Montes, Suso Fandiño, Jesús Pastor y Manuel Sendón.
Escenario de festivales
A Chocolataría acogió el Festival Internacional En pe de pedra y la décimocuarta edición de la Feria de Artes Escénicas de Galicia, que organizó en colaboración con el IGAEM. Fue además el escenario en el que el bailarín Javier Fernández Martín representó durante tres días su montaje Saliva y Humo.
La música también estuvo presente con la presentación del último disco del grupo Marful, Nube 1003, aunque fue en los cursos de Mutacións Urbanas y en el de Reinventala cidade donde la participación del público más se dejó notar.
En la última muestra, Habana Factory, se podía apreciar una selección de arte cubana. "Es un espacio underground que establece un diálogo con las exposiciones", explica Fontenla, quien puntualiza que la intervención que se hizo para adaptar a las exposiciones el local de la antigua fábrica fue mínima
En su interior permanecen las viejas máquinas de hacer chocolate. "Se conserva la maquinaria antigua exactamente tal y como la encontramos", asegura Fontenla.
En cuanto al éxito recabado por A Chocolatería, su directora lo define como "muy sorprendente" y afirma que se consiguió un objetivo importante, que fue "socializar el arte contemporáneo". Un acuerdo entre la galería, el Consorcio de Santiago y la concejalía del Casco Histórico impedirá que el proyecto caiga de inmediato en el olvido. Para dentro de pocos meses, está previsto el lanzamiento de una publicación que recogerá la vida, corta pero intensa, de la antigua fábrica reconvertida por unos meses en un espacio para el arte.
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