Un año de acusaciones
Los testigos de cargo fueron los protagonistas del proceso de Dujail
Aunque casi nadie dudaba de que Sadam Husein sería condenado a muerte, el dictador esperó un año antes de conocer su sentencia. Entre el 19 de octubre de 2005 y el 5 de noviembre de 2006, el que fuera el presidente omnipotente de Irak tuvo que someterse al tiempo de la justicia, al ritmo de los testimonios de las víctimas de Dujail. El proceso por la matanza de 148 chiíes en esta localidad en 1982, interrumpido varias veces por el tumulto que reinó en el tribunal, fue marcado por el asesinato de 10 personas relacionadas con el proceso —entre ellas, tres abogados de la defensa— y la sustitución del juez principal, criticado por su falta de firmeza. Voces críticas han afirmado que se trataba de una justicia de vencedores. De hecho, el tribunal encargado de juzgar a los responsables de la época baazista fue creado, a finales de 2003, por una decisión del procónsul estadounidense, Paul Bremen.
Con todo, el proceso ha permitido por lo menos una cosa: las víctimas de Dujail pudieron relatar, frente al dictador, el horror que sufrieron bajo su mandato. El 5 de diciembre de 2006, la primera persona que declaró contra Sadam describió torturas, violaciones y asesinatos. Ahmed Hasan relató cómo en 1982, tras el fallido intento de asesinar a Sadam Husein, fue detenido y transferido desde Dujail a Bagdad. En la capital, según el testigo, las mujeres detenidas fueron violadas en presencia de los hombres. "A mi hermano le dieron descargas eléctricas mientras obligaban a mi padre, de 77 años, a mirar" relató Hasan, que contó también las torturas sufridas por otro de los detenidos: "Le rompieron. Rompieron su brazo, su pierna. Le dispararon al pie. Todo eso durante los interrogatorios. Murió mientras lo torturaban. Lo partieron en pedazos".
La mayoría de los que testificaron contra el dictador lo hicieron bajo el anonimato, tapados por una cortina y con la voz modificada. Un testigo, identificado como uau (una letra del alfabeto árabe), recordó cómo tras su detención fue llevado a la sede del partido Baaz, donde oyó a gente "gritando a causa de los golpes que recibían". Narró que él y los otros detenidos, se encontraban "medio muertos a causa de los golpes".
Una mujer, presentada como testigo A, contó sin dejar de llorar cómo los guardas de la cárcel la forzaron a desnudarse, le aplicaron descargas eléctricas y le pegaron con cables. Otra, de más de 70 años, recordó también cómo fue encerrada en la cárcel con su marido, sus cinco hijas y sus dos hijos.
El fiscal presentó en febrero de 2006 la copia de una carta firmada por el entonces presidente de Irak, en la que aprueba la condena a muerte de los aldeanos. Sadam reconoció haber firmado la orden de ejecutar a los 148 chiíes, como sentencia por atentar contra el jefe del Estado. Sin embargo, el dictador afirmó haber actuado dentro del marco legal. "¿Dónde está el crimen?", preguntó.
Los jueces consideraron que la tortura y la ejecución de los chiíes fue una venganza por el atentado fallido contra Sadam en 1982 en el pueblo de Dujail, a unos 60 kilómetros al norte de Bagdad. Según los fiscales, Sadam ordenó a sus militares capturar a los aldeanos, torturarlos y matarlos. Los presos fueron trasladados a un campo desértico, donde muchos de ellos desaparecieron. En los campos de Dujail, una región fértil donde se cultivaban dátiles y frutas, se vertió sal para dejar las tierras inútiles.
Sadam discutió la legitimidad del juicio en reiteradas ocasiones y manifestó de varias maneras su oposición a ser juzgado: rechazó comparecer o levantarse ante el tribunal, se puso en huelga de hambre, se negó a declararse culpable o inocente. Asimismo, sus protestas y sus gritos llevaron al tribunal a expulsarle varias veces. Además, la legitimidad y la regularidad del proceso fueron puestas en duda por varias ONG internacionales de defensa de los derechos humanos como Human Rights Watch o Amnistía Internacional. Entre las principales críticas destacan las supuestas presiones del Gobierno —razón que alegó el primer juez para dimitir—, la falta de preparación y de seguridad del equipo de defensa, o el poco tiempo que han tenido para presentar pruebas y testimonios a favor de Husein.
Con todo, el juez Rauf Abdelrrahman pronunció el 5 de noviembre la condena de Sadam Husein. "El tribunal ha decidido sentenciar a Sadam Husein a morir en la horca por crímenes contra la humanidad". Algunas de las miles de víctimas de Sadam fueron escuchadas 24 años después de los crímenes.
PALABRAS DEL JUICIO
- "A mi hermano le dieron descargas eléctricas mientras obligaban a mi padre, de 77 años, a mirar", dijo Ahmed Hasan, la primera persona que declaró contra el dictador.
- Un testigo anónimo narró cómo le golpearon en la sede del partido Baaz. "Estábamos medio muertos a causa de los golpes", afirmó.
- testigo A contó sin dejar de llorar cómo los guardas de la cárcel la forzaron a desnudarse, le aplicaron descargas eléctricas y le pegaron con cables.
- Sadam reconoció haber firmado la orden de ejecutar a los 148 chiíes, como condena por atentar contra el jefe del Estado. "¿Dónde está el crimen?", preguntó.
- "El tribunal ha decidido sentenciar a Sadam Husein a morir en la horca por crímenes contra la humanidad", sentenció el presidente del tribunal, el juez Rauf Abdelrrahman.
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