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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los ilustrados y el poder

Como es innecesario presentar a Carmen Iglesias, académica de la Historia y de la Lengua y reconocida especialista en la historia del pensamiento político de los tiempos modernos, podemos dedicar todo nuestro espacio a dialogar con esta última recopilación de varios de sus trabajos, escalonados entre 1976 y 1992 y teniendo como nexo común el análisis de la obstinada indagación llevada a cabo por los pensadores del Siglo de las Luces sobre cuestiones tales como el origen del conocimiento, los modos de organización de las sociedades humanas, la difícil conciliación entre el poder político y la libertad individual o el debatido antagonismo entre naturaleza y civilización.

Para desplegar el riquísimo mundo de la producción ilustrada sobre estas temáticas, la autora parte de sus escritores más queridos, que también se cuentan entre los más significativos de la época y entre los más influyentes en la configuración del mundo de hoy, el barón de Montesquieu y Jean-Jacques Rousseau. Y a través de sus obras, reflexiona sobre la función de los cuerpos intermedios (tan caros al magistrado bordelés) o sobre la necesidad de articular sistemas institucionales para limitar la tendencia innata de los gobernantes (de los hombres) al abuso del poder o sobre los caminos para recuperar la primitiva edad de oro, ya sea a partir de una acción reformista constante (caso de Monstesquieu) o de una restauración radical de aquel paraíso perdido, de una recreación del reino de la virtud que siempre palpita en el corazón del hombre a través de la voluntad general y el contrato social (caso del pensador ginebrino).

RAZÓN, SENTIMIENTO Y UTOPÍA

Carmen Iglesias

Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.

Madrid, 2006

538 páginas. 22 euros

Algunas de las piezas que componen la obra toman en consideración objetos aún más sutiles. Uno de ellos es el de las máscaras, es decir, el de la aceptación o condena de las apariencias sociales. En este dilema, Rousseau es el apóstol de la autenticidad frente al engaño, frente a la artificialidad con la que se disfraza el hombre en sociedad, que no es sino mentira y además fuente de infelicidad. Frente a esta insobornable creencia de Rousseau en la verdad que anida en el hombre interior, la posición opuesta viene aquí ejemplificada en Denis Diderot, que justifica el uso de la máscara, el juego de las apariencias en el mundo social, la adopción de diferentes papeles en el theatrum mundi que es la vida. Utilizando las palabras conclusivas de la autora: "El teatro es vida y la vida es artificio, sería quizás el leitmotiv de Diderot, y esa vida y ese artificio llevan un desdoblamiento, un dualismo implícito que, en definitiva, enriquece y complica y convierte en aventura, con sus posibilidades de libertad, toda interacción social".

Aunque todos lo son, resulta especialmente atractivo el capítulo que cierra el volumen, dedicado a desvelar el reducto melancólico perceptible en el alma del Siglo de las Luces y que dibuja una línea de sombra en el optimismo de la Ilustración. Así el repaso a los escritores dieciochescos pone de relieve esta presencia insidiosa del tedio, del mal de vivre, del imperio del taciturno Saturno en el momento histórico en que nace la idea de progreso, de la posibilidad de indefinida perfección del género humano.

La excursión por las páginas de los distintos pensadores (de Maupertuis a Diderot, de Buffon a Rousseau) se convierte así en un paseo literario apasionante, que podría iniciarse antes (sin salir de Francia) con la poesía de Ronsard o de Du Bellay (los Regrets) en el corazón del luminoso Renacimiento, o proseguirse en el siglo XIX con los poetas románticos o los simbolistas, que experimentan el mismo sentimiento, el mismo acoso de ese feroz enemigo que es el ennui, y lo expresan con las mismas palabras, desde los Poèmes saturniens de Verlaine a Le Spleen de París de Baudelaire.

En suma, un libro como éste activa la imaginación, incita a buscar nuevas conexiones, a aportar nuevos ejemplos, a renovar los debates. Desde sus páginas, Carmen Iglesias nos asombra por su familiaridad con las fuentes, por su exhaustivo conocimiento de la bibliografía y por su inmenso bagaje cultural, que no se limita al siglo XVIII, sino que nos enriquece con muchas otras referencias filosóficas o literarias, desde los griegos a Jorge Luis Borges. De esta forma, glosando al gran escritor argentino, todo se resume declarando el placer que produce la lectura de un texto (más bien, la convivencia con un texto) que rezuma ciencia, inteligencia y sensibilidad.

El escritor y filósofo francés Denis Diderot (1713-1784).
El escritor y filósofo francés Denis Diderot (1713-1784).

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