_
_
_
_

Tropas gubernamentales y etíopes anuncian el cerco de Mogadiscio

El Gobierno provisional de Somalia cree que la capital caerá sin lucha

Una fuerza de soldados etíopes y milicias progubernamentales somalíes llegaron ayer a 30 kilómetros de Mogadiscio, donde se ha hecho fuerte la Unión de Tribunales Islámicos, organización que Estados Unidos y Addis Abeba consideran vinculada a Al Qaeda. El embajador somalí en Etiopía, Abdikarin Farah, dijo que no habrá asalto militar. Las fuerzas atacantes se limitarán a cercar la capital a la espera de que los islamistas se rindan.

Más información
Las tropas del Gobierno provisional somalí se hacen con el control de Mogadiscio sin resistencia

Jowar y Baldad, dos ciudades estratégicas en el camino a Mogadiscio, cambiaron ayer de manos. No hubo ataque ni defensa. Los islamistas se retiraron sin presentar resistencia llevándose todos los tecnicals (todoterrenos artillados) que pudieron encontrar. Muchos residentes salieron de sus casas y recibieron con júbilo a los etíopes. Seis meses antes habían recibido con entusiasmo similar a los islamistas en avance al oeste.

"Parece una guerra civilizada. Ambas partes tratan de evitar las bajas civiles para no perder el apoyo de la población", asegura una fuente occidental desde Nairobi. El Gobierno de Addis Abeba sostiene que ha dado muerte a más de mil islamistas y la Unión de Tribunales Islámicos (UTI) afirma que ha matado a cientos de etíopes y milicianos progubernamentales. No hay confirmación posible de estos datos, pero varios testigos coinciden en señalar que el pasado fin de semana hubo una batalla cerca de Baidoa con bajas en ambos bandos.

La rapidez del avance etíope se explica por la superioridad de su material de guerra (dispone de carros de combate, helicópteros y aviones) y en que los islamistas han decidido ceder todo el territorio y parapetarse en la capital.

Mogadiscio es un laberinto de callejuelas repletas de chatarra acumulada por 15 años de guerras: automóviles abandonados, edificios derruidos y casi dos millones de habitantes. "Es una ratonera. Los etíopes no están tan locos como para entrar allí. Sería un suicidio", añade la fuente occidental.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El Gobierno provisional ha decretado la prohibición de todos los vuelos sobre Somalia, pues teme que sirvan para suministrar armas y municiones a los islamistas y para introducir voluntarios extranjeros. Addis Abeba denunció el martes la presencia de yihadistas en las zonas controladas por la UTI.

La Unión Africana (UA) emitió ayer un comunicado en el que pide apoyo internacional para el Gobierno provisional de Somalia y exige "la retirada de todas las tropas y elementos extranjeros" del país. Se trata de dos ideas contradictorias, porque el Gobierno auspiciado por la ONU y apoyado por la comunidad internacional carece de tropas. Su única fuerza son las milicias de los señores de la guerra que en junio fueron derrotados por los islamistas.

Los riesgos de Etiopía

La intervención etíope en Somalia tiene sus riesgos. El primero, que su presencia en Somalia se prolongue demasiado y los somalíes terminen por considerarles ocupantes (Etiopía es de mayoría cristiana frente a la religión musulmana de los somalíes). El segundo es una escalada bélica con su vecino Eritrea -ya tuvieron una guerra fronteriza-, que apoya a los islamistas con tropas.

El líder de la UTI, Sharif Ahmed, ha pedido a sus hombres que se reagrupen en la capital y se preparen para una guerra larga contra "el enemigo extranjero". Algunos analistas, que cita la agencia Reuters, creen que el objetivo de Ahmed es arrastrar a los etíopes a una ratonera. Otras fuentes informaron ayer a EL PAÍS de que existen disensiones en el seno del liderazgo de la Unión de Tribunales Islámicos, entre moderados y radicales, y que no puede descartarse que Mogadiscio caiga sin lucha o que estalle una guerra civil por barrios en la milicia islamista. Algunos de los antiguos señores de la guerra ya han vuelto a sus posiciones en Jowar tras el cambio de autoridad en la mañana de ayer.

El Gobierno quiere evitar una batalla por Mogadiscio que sería muy cruenta. Es la razón por la que el portavoz del Gobierno provisional, Abdirahman Dinari, reiteró ayer lo dicho horas antes por su embajador en Addis Abeba, que no habrá un ataque sobre la capital. "Los islamistas están en desbandada y esperamos que Mogadiscio caiga sin tener que disparar un solo tiro".

El panorama de la guerra ha cambiado en menos de una semana de manera radical. De estar a punto de derrotar al Gobierno y hacerse con el control de gran parte del país, los islamistas han pasado al otro extremo, a estar a punto de ser derrotados. Algunas fuentes informaron ayer de que los islamistas habían ordenado repartir armas entre la población.

Mogadiscio es una plaza muy difícil para cualquier fuerza. Una ciudad sin ley desde 1991. El Ejército de Estados Unidos no la pudo tomar, ni siquiera el barrio central, en 1993, cuando se encontraban en Somalia dentro de una operación humanitaria de apoyo a los cascos azules de Naciones Unidas. En un enfrentamiento con la milicia de Mohamed Farah Aidid, uno de los señores de la guerra más importantes de aquella época, murieron 18 soldados estadounidenses y más de mil somalíes. Ésta fue la razón de la posterior retirada estadounidense del país y el argumento para una gran película de guerra: Black Hawk derribado.

Soldados simpatizantes de la Unión de Tribunales Islámicos se reúnen el martes en las afueras de Mogadiscio.
Soldados simpatizantes de la Unión de Tribunales Islámicos se reúnen el martes en las afueras de Mogadiscio.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_