La salud de la España sin humo
En el primer año de Ley Antitabaco se esperan menos infartos entre los fumadores pasivos
Tras un año de la Ley Antitabaco, el humo ha desaparecido de los espacios públicos cerrados y de prácticamente el entorno laboral, excepto en un porcentaje de locales dedicados a la hostelería y en otros empleos que se realizan al aire libre. Se calcula que medio millón de españoles han dejado este hábito en sólo un año, pero ¿es tiempo suficiente para notar mejoras en la salud de las personas que han dejado de fumar o han dejado de estar expuestas al humo ambiental?
"Desde el punto de vista de la salud pública, no estar expuesto al humo de segunda mano va a tener consecuencias visibles, entre ellas una menor frecuencia de las enfermedades coronarias", sostiene Joan Ramón Villalbí, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. "Si nos atenemos a lo ocurrido en los países que han aplicado restricciones similares, como Estados Unidos o Italia, lo primero que vamos a ver es una reducción del 10% de los ingresos por infarto de miocardio por la exposición ambiental al humo del tabaco durante 2006", señala Rodrigo Córdoba, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).
Los niveles de nicotina ambiental se han reducido un 82% en 2006 a causa de la ley
Cada año mueren 6.200 fumadores pasivos, 1.200 de ellos por exposición laboral
De algo debe haber servido que en los centros de trabajo los niveles de nicotina ambiental se hayan reducido en 2006 en un 82%. Hay que tener en cuenta que cada año mueren en España 6.200 fumadores pasivos, 1.200 de ellos por la exposición al humo en el entorno laboral. Claro que la importante reducción de fumadores en 2006 no es atribuible por entero al impacto de la ley, "sino también a una tendencia a dejar de fumar que se observa desde principios del año 2000", afirma Córdoba.
La ley ha despertado grandes expectativas sanitarias y muchos expertos coinciden en que proporcionará resultados beneficiosos, pero en la mayoría de las enfermedades relacionadas con el tabaco, como el cáncer de pulmón, los efectos se verán a largo plazo, advierte Córdoba. En los fumadores pasivos, más que la nicotina, son otros componentes del humo los que producen enfermedades. "Tiempo atrás nos fijábamos en la exposición del fumador que consumía un paquete al día. Pero lo que estamos viendo es que niveles de humo relativamente bajos como son los del ambiente de un despacho son importantes, también hay grandes beneficios: los estudios realizados en algunas poblaciones de Estados Unidos observan un descenso de enfermedades coronarias del orden del 30% al 40%", dice Villalbí.
La salud de un fumador que deja el hábito mejora espectacularmente y muy deprisa; en los no fumadores la mejora es menos evidente, salvo en las personas con edad avanzada y problemas circulatorios, a las que poco humo ya es suficiente para provocarles un infarto, añade Villalbí.
Sí que se beneficiarán a corto plazo los enfermos coronarios con complicaciones como diabetes, explica Josep Brugada, director del Instituto Clínico del Tórax, del hospital Clínico de Barcelona. Sin embargo, este experto tiene claro que la disminución importante de ingresos por infarto se verá dentro de cuatro o cinco años, pues se necesita un tiempo para revertir los efectos nocivos del tabaco sobre las arterias y también un tiempo para la observación epidemiológica. Jaume Marrugat, coordinador de Epidemiología Cardiovascular del Instituto de Investigaciones Médicas de Barcelona, cree que la ley podría neutralizar e incluso revertir dentro de unos años la tendencia observada recientemente a un incremento de los infartos entre las mujeres. En los últimos años, la incidencia de infartos de miocardio en mujeres de edades relativamente jóvenes (entre 44 y 65 años) ha ido aumentando progresivamente, y la única causa explicable es el aumento de fumadoras.
En el día a día clínico, centros sanitarios como el hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona no han observado todavía cambios en el número de ingresos por crisis asmáticas o por enfermedad pulmonar obstructiva crónica, dice Ferran Morell, jefe del Servicio de Neumología. Un estudio realizado durante 2003 con 276 pacientes de atención primaria que publicará próximamente constata que el 17% de pacientes asmáticos eran fumadores; la segunda edición del estudio, correspondiente a 2006, indica que el porcentaje ha bajado hasta el 15%. ¿Es fruto de la Ley Antitabaco? "Se observa una tendencia a la reducción de enfermos, pero habría que corroborarlo con más estudios", sostiene Morell. Hace tres años, el 30% de pacientes con crisis asmáticas atendidas en urgencias de Vall d'Hebron eran fumadores, pero aún no tienen datos comparables posteriores a la Ley Antitabaco. ¿A qué se debe la diferencia con los que se declaran fumadores en la asistencia primaria? La explicación, aclara Morell, es que el tabaco inflama los bronquios, pero también reduce la acción de los fármacos contra el asma y, por tanto, aumentan las crisis.
El neumólogo Leopoldo Sánchez Agudo, del hospital Carlos III de Madrid, coincide en que uno de los efectos más rápidos de la ley es que las crisis asmáticas son de menor gravedad por disminuir la exposición al humo.
Los resultados de la normativa son positivos y su aplicación en los centros de trabajo ha sido ejemplar, dice José Valdés, responsable de drogodependencias del sindicato Comisiones Obreras. Sin embargo, Valdés critica la insuficiente dedicación de las Administraciones Públicas a los aspectos preventivos y asistenciales del tabaquismo, "que deben mejorar considerablemente". Reconoce que se ha conseguido que se fume menos, pero, "¿qué hacer con el 60% de personas que quieren dejar el hábito? Se debe dar un paso más y aportar elementos que les permitan dejarlo definitivamente".
Antoni Plasència, director de Salud Pública de la Generalitat de Cataluña, dice que es pronto para medir los efectos sanitarios de la ley. "Lo importante es que la mitad de la población, la no fumadora, ya no respira el humo del tabaco en su trabajo", dice. Mientras Murcia estudia financiar los tratamientos antitabaco a todos los que quieran dejar el hábito, Cataluña sólo facilitará tratamiento gratuito a los colectivos sociales más desfavorecidos, y también a enfermos graves con dolencias vinculadas al consumo de tabaco. "Los ciudadanos deberían valorar que el coste de los tratamientos para dejar de fumar sólo es lo que cuesta consumir tabaco durante tres a seis meses", afirma Plasencia.
Los beneficios de limpiar el aire
No hay ningún nivel seguro de exposición al humo ajeno, y ni los sistemas de ventilación más sofisticados pueden eliminarlo por completo, sólo los ambientes totalmente libres de humo ofrecen protección total", dijo el Cirujano General de Estados Unidos, Richard Carmona, al presentar en junio un amplio informe científico. Concluye que los no fumadores expuestos al humo aumentan del 25% al 30% el riesgo de enfermedad cardiaca y del 20% al 30% el de cáncer de pulmón. Las actuaciones para eliminar el humo del ambiente han dado sus frutos: en los últimos 20 años, el nivel de cotinina (uno de los marcadores biológicos de la exposición al humo ambiental) medidos en los no fumadores estadounidenses ha disminuido un 70% y en 2002 sólo el 43% tenían niveles de cotinina detectables, frente al 88% de quince años antes. Un estudio publicado en el British Medical Journal indica que en Helena, una pequeña población del estado de Montana, en Estados Unidos, donde a finales de 2002 se derogó una ley antitabaco, los ingresos hospitalarios por infarto se redujeron el 40% durante el periodo de prohibición, que duró seis meses, en comparación con años anteriores. En las poblaciones cercanas a Helena los ingresos hospitalarios por la misma causa no sufrieron cambios significativos. Otro estudio sobre enfermedades cardiovasculares del año 2005 realizado en Pueblo (Colorado) también muestra una reducción del 30% de pacientes ingresados por ataques al corazón gracias a eliminar el humo de los lugares públicos. En Italia, seis meses después de entrar en vigor la ley antitabaco se registró una disminución del 11% de infartos en la región del Piomonte, según un estudio publicado en European Heart Journal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.