El músico valenciano Bertomeu acuña el término "bandautor"
El cantante y ex Noir consolida su nuevo proyecto discográfico y graba un tema con La Cabra Mecánica
Cuando el cantante Albert Bertomeu enterró Vinojuan, tras un fallido estreno discográfico (Madre tierra) que no llegó a cuajar, y se embarcó con el guitarrista Cristóbal Perpiñá (ex componente de Seguridad Social o Club 430) en Noir, parecía que algo iba a pasar. Su rock contundente, apasionado y melódico llamó la atención del sello multinacional Zomba y, al publicar en 2001 su primer álbum, se intuía que el éxito aguardaba agazapado en cualquier esquina, listo para salir al encuentro de los valencianos a la mínima oportunidad. Al final, como tantas otras veces, pasó de largo. Electrólisis, el segundo disco de Noir, coincidió con la absorción de Zomba por otra discográfica, la banda quedó fuera de los planes de promoción de la empresa y su siguiente trabajo, aunque se llegó a registrar, nunca vio la luz.
"Quería alguien que grabara al grupo en directo. Una producción fresca y sin barroquismos".
El rock sin aditivos de 'Acordes desafinados' no ha dejado de sonar con cierta insistencia en radios y televisiones de todo el país
"El grupo quedó roto de desencanto y decidimos tirar la toalla", explica Bertomeu, que, ante el riesgo de ser devorado por la desilusión y la parálisis creativa, optó por el reciclaje y la reclusión en el local de ensayo. "Necesitaba cambiar de chip y, a la vez, como creo mucho en el trabajo personal, encerrarme a componer hasta que tuviera algo interesante que ofrecer. Me tiré así, yo solo, sin más músicos, más de medio año", dice. De ahí salió con una veintena de temas y, dado que la opción de presentarse en sociedad bajo el formato clásico de cantautor no encajaba en sus planes, desarrolló el concepto de "bandautor" con el sostén de Quique Ballester (guitarra) y Ambrosio Company (bajo), antiguos compañeros suyos en Vinojuan, y la incorporación del batería Javier Sevilla.
Juntos reinventaron el proyecto ideado por Albert Bertomeu y, cuando la maquinaria estuvo perfectamente engrasada, registraron una decena de piezas bajo la supervisión técnica del veterano Vicente Sabater (productor de Noir, pero también de Seguridad Social, Girasoules o Presuntos Implicados, entre un largo etcétera). "Quería alguien que grabara al grupo en directo. Una producción fresca y sin barroquismos. Y eso Sabater lo borda", señala el vocalista. El siguiente paso fue buscar un sello que publicara las canciones y, tras enviar varias maquetas e, incluso, rechazar la propuesta de una multinacional, el grupo se convirtió en la primera referencia de IberVox Records, una marca dependiente de la discográfica madrileña especializada en rock duro Locomotive. "No somos unos recién llegados. Conocemos bien cómo funciona la industria musical y, por eso, cuando iniciamos las conversaciones con IberVox, pusimos como condición que, en adelante, nos cogieran el teléfono, que hubiera comunicación entre el sello y el grupo, y que se implicaran en esta aventura. Nos pareció gente muy honesta", añade.
Acordes desafinados, el debú discográfico de Bertomeu, que así es como finalmente se ha bautizado el proyecto, llegó a las tiendas el pasado mes de octubre y, desde entonces, su primer single (Mi cajita) y el videoclip promocional que se ha grabado del tema, no ha dejado de sonar con cierta insistencia en radios y televisiones de todo el país. ¿El secreto? Un rock sin aditivos ni estructuras complejas, melódico y fácilmente tarareable, deudor de ciertos modos y esencias que remiten a nombres clásicos de un rock en castellano con tintes latinos y un sello muy reconocible; por ejemplo, el de Los Rodríguez, Los Secretos o La Cabra Mecánica. "Son bandas que me han marcado mucho y es lógico que al escribir surjan esas influencias. No me disgusta que me comparen con estos grupos", confiesa Bertomeu. Tanto es así que no tuvo reparos en viajar hasta la localidad barcelonesa de Terrassa para grabar una nueva versión de Dos mitades con la colaboración de Lichis de La Cabra Mecánica. La canción se publicará a principios de 2007 en un epé especial que, entre otras sorpresas, incluirá también una lectura en clave rumbera de Mi cajita junto al guitarrista flamenco Paco Costa.
"Éstas son algunas de esas cosas por las que vale la pena seguir. Pero es que yo, aunque la experiencia me haga ver las cosas con cierta cautela, todavía me emociono cuando veo mi disco en las estanterías de una tienda, escucho una canción mía en la radio o veo mi foto en una revista", concluye. Como el primer día, la ilusión sigue intacta. Y que dure.
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