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El director del CNI pidió al jefe del espionaje sirio seguridad para los tropas en Líbano

Saiz buscó en Damasco garantías de que la milicia chií no sería hostil con los españoles

Miguel González

La seguridad de los 1.300 soldados españoles desplegados en Líbano pasa por Siria. Eso es al menos lo que debe pensar el director general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz, quien a finales de noviembre viajó a Damasco y se reunió con el general Asef Shawkat, jefe del espionaje militar sirio y cuñado del presidente El Asad. En la zona donde operan las tropas españolas, que ayer fueron visitadas por el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, es hegemónica la milicia chií Hezbolá, protegida por Siria.

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Más que negociar directamente con los dirigentes de Hezbolá, con quienes aún no se ha entrevistado ninguna autoridad española, el Gobierno se ha dirigido a sus mentores, Siria e Irán, para asegurarse que la milicia chií, ampliamente hegemónica en el sur de Líbano, no tendrá una actitud hostil hacia las tropas españolas, que son el tercer contingente más numeroso de los cascos azules, tras italianos y franceses. Según fuentes gubernamentales, el director del servicio secreto CNI, Alberto Saiz, visitó a finales de noviembre Damasco, donde se reunió con el jefe del espionaje militar sirio, Asef Shawkat, con el objetivo de establecer un canal permanente de comunicación

Shawkat es uno de los hombres más influyentes del régimen pues, además de dirigir el poderoso espionaje militar, es cuñado del presidente Bachar el Asad. Se trata también de un personaje muy cuestionado, por la supuesta implicación de los servicios secretos sirios en el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha congelado sus bienes en dicho país.

"Diálogo constructivo"

La visita de Saiz es coherente con la política española en Oriente Próximo. Frente a otros países occidentales, que abogan por el aislamiento internacional de El Asad, al que acusan de fomentar el terrorismo, España es partidaria del "diálogo constructivo" con el régimen de Damasco.

No es casual que el titular de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, fuera, a principios de agosto pasado, el primer ministro europeo que viajara a Siria tras la guerra de 34 días entre Hezbolá e Israel. Esta política hace que las tropas españolas tengan mejor imagen entre la población chií que las de Francia -uno de cuyos generales, Alain Pellegrini, ostenta hasta febrero el mando de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (Finul)-, alineada con el frente antisirio e impulsora del tribunal internacional para investigar el asesinato de Hariri.

En la gira que le llevó a Damasco, según las fuentes consultadas, el director del CNI fue también a Líbano, donde se reunió con sus homólogos libaneses y visitó la base de la brigada multinacional dirigida por España, en la localidad de Blat. La casualidad hizo que Saiz estuviera en la base Miguel de Cervantes el mismo día que el portavoz del PP en la Comisión de Exteriores del Congreso, Gustavo de Arístegui. El CNI cuenta con un equipo de agentes en Líbano, igual que en todos los países donde hay tropas españolas, dedicado a preservar su seguridad.

Hasta ahora no se han producido actos hostiles de Hezbolá hacia los españoles. El incidente más grave fue el del pasado día 5, cuando milicianos chiíes pusieron bombas trampa en los accesos a un depósito de armas descubierto por los legionarios. Fuentes de Hezbolá han garantizado que se trató de un episodio aislado y de que no hay instrucciones de actuar contra la Legión.

Los militantes del Partido de Dios no son la única amenaza contra las tropas. Los servicios de inteligencia occidentales disponen de informes según los cuales terroristas de la red Al Qaeda estarían actualmente en Líbano. Se cree, no obstante, que los fundamentalistas se esconden en los campos de refugiados palestinos, fuera de la zona de actuación de los cascos azules. La mejor forma de prevenir su infiltración hacia el sur, según las fuentes consultadas, consiste en buscar la complicidad de la población local, algo en lo que se han hecho expertos los soldados españoles.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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