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Hiperactividad y pérdida de control

Ginés Donaire

La asociación Ampanitco atiende a dos grupos diferenciados en cuanto a edad. Por un lado, menores de entre 7 y 8 años que, generalmente, presentan un diagnóstico de hiperactividad o impulsividad lo que desemboca en problemas de conducta. Más severas son las patologías del grupo de adolescentes a partir de los 12 años, donde en la mayoría de los casos las familias han perdido el control sobre sus hijos.

"La agresividad del entorno aumenta a medida que aumenta la agresividad de su entorno familiar, escolar y social", comenta Magdalena Parras que, junto a Mónica López, son las dos psicólogas contratadas por la asociación.

Las terapias que utilizan estas profesionales son sesiones individuales y familiares (entre padres e hijos), talleres de técnicas de relajación, de control del estrés o la ira o de habilidades sociales, así como los grupos de autoayuda.

El texto de la proposición no de ley presentada para hacer frente a este problema en noviembre en el Parlamento andaluz por el grupo parlamentario socialista y defendida por la diputada Carmen Collado explica: "Cuando en la edad infantil el trastorno no es diagnosticado y tratado adecuadamente ocurre que estos niños llegan a la adolescencia inmersos en una crisis personal importante, con serios problemas adaptativos que derivan de su pensamiento disperso e impulsivo; problemas que se manifiestan a nivel emocional, interno, en las relaciones familiares y sociales, así como en el rendimiento académico".

Otro aspecto que subraya el texto es que "en ocasiones, se pueden, incluso, observar cuadros asociados de depresión, que combinan sintomatología ansiosa y depresiva con acusados sentimientos de culpabilidad, escasa autoestima y sentimientos compulsivos e impulsivos".

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