Sorpresa en la calle de la Escuadra
Dos bailarines crean un espectáculo a la vista del público en un rincón de Lavapiés
En el corazón de Lavapiés y con la sorpresa que facilita la propia calle de la Escuadra, en el centro Off Limits se presentó anoche una novedosa concepción del proceso de creación de un espectáculo de danza. Los bailarines José Luis Pagés e Inés Hernández, ambos residentes en París, desarrollaron con una poética utilización de suelo, barandillas y escaleras la peculiar arquitectura del lugar.
Acompañadas por una música encuadrable dentro de la tendencia tecno-lounge y que facilitaba un encadenamiento del material coreográfico y la improvisación. Se dieron cita más de 40 personas que se movieron dentro del local como una especie de escenografía vital y en movimiento y al parecer esta era la intención de los artistas integrando espacio y público. Sin el compromiso de la frontalidad teatral la perspectiva cambia completamente; la cercanía permite disfrutar de la vibración del músculo y de la respiración. Este juego de contrastes y su manipulación cuaja espléndidamente con Off Limits, donde una arquitectura de corte brutalista con toques de minimalismo se vuelve un contenedor que admite toda riqueza expresiva.
La compañía formada por Pagés y Hernández estrenará en este mismo ámbito el próximo mes de abril la obra terminada, una vez que este Work in Progress abierto al público, nada habitual en Madrid, marcará definitivamente el curso del producto definitivo que entra dentro del programa de actividades de Maelström, un programa que recibe el apoyo del Ayuntamiento de Madrid y en el que se implican artistas plásticos y experimentales multidisciplinares
José Luis Pagés, que comenzó sus estudios de teatro en el conservatorio de San Francisco y los continuó en Sevilla, posee un movimiento particular y circular, llegando a lo envolvente, lo que contrasta con Inés Hernández, formada en el Instituto del Teatro de Barcelona, y cuya proyección espacial es más geométrica y reglada. El caso es que tanto cuando evolucionan a dúo como por separado, hay un resultado de complicidad y la búsqueda coreutica se concentra en las incidencias del trabajo de suelo. La luz ha jugado aquí también un papel fundamental, focalizando las distintas acciones y dando corporeidad escenográfica a una escalera, un muro o un cristal. Si tuviéramos que hablar de estilo estos bailarines creadores se inscriben dentro de una última corriente actual, que no rechaza la contaminación estilística.
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