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Reportaje:

Costes electorales

ELA pierde dos delegados en Caballito tras embarcarse en una huelga que duró dos años

Los 745 días de huelga mantenidos entre noviembre de 2003 y el mismo mes de 2005 en la planta alavesa de Pferd Ruggeberg, multinacional alemana más conocida como Caballito, han tenido un coste importante para el sindicato nacionalista ELA, promotor principal del mantenimiento de la protesta durante todo ese plazo, en su representación en la empresa. La huelga se cerró el 15 de noviembre de 2005 y las elecciones sindicales concluyeron el pasado lunes con una rotunda victoria de UGT, que obtiene seis delegados frente a los dos de ELA -tenía cuatro- y uno de USO. La UGT se hace así con la mayoría absoluta del comité tras ganar tanto en administración como talleres.

"El resultado es extraordinario. Hace cuatro años teníamos un representante y ahora tenemos seis", señala Santiago Rodríguez, de UGT, quien encabezará el nuevo comité de empresa. El dominio de esta central ha sido total. En oficinas, fue la única que presentó lista y se ha llevado los cuatro delegados. De hecho, LAB, ESK y UTL, que contaban cada una con un delegado en el anterior comité, tampoco pudieron cerrar candidaturas en talleres. ELA sí lo logró y se ha repartido los representantes de esta parte de la firma con UGT -dos para cada uno, con 29 votos para UGT y 24 para la central nacionalista- y USO, que se ha llevado uno (ocho votos).

UGT logra seis representantes en un comité de empresa de nueve miembros

Caballito cuenta actualmente con una plantilla de 70 trabajadores en talleres y otros 65 en oficinas, en total 135 empleados, 104 menos que cuando comenzó la protesta. La participación electoral ha sido alta (117 votos). "El ambiente tras dos años de huelga es tirante. A medida que pasa el tiempo hablas más, pero de momento de trabajo y punto. Espero que se curen la heridas y nos llevemos bien. Es lo que suele pasar", señala Rodríguez.

La central nacionalista no se muestra insatisfecha, pese a perder la mitad de delegados. Su representante Joseba Leza de la Llera asegura que es un buen resultado si se tiene en cuenta que de las 116 personas que estuvieron en huelga, "ahora sólo quedan 35 en plantilla". "Antes de la huelga había seis sindicatos y nos hemos mantenido sólo tres. En oficinas no hemos podido presentar candidaturas por miedo. De donde no hay no se puede sacar. Estamos satisfechos dentro de la situación de huelga", apuntó ayer.

UGT atribuyó en una nota el resultado al acierto de su política al convocar la huelga en unidad con otras centrales para garantizar el empleo. Agrega que fue quien "consiguió de la dirección de Caballito una propuesta de salida al conflicto, que garantizaba todos los puestos de trabajo". Critica UGT también que ELA mantuviese la protesta, "a pesar de haber una solución", actitud que, a su juicio, "ha sido su bancarrota en Caballito, para él y para los sindicatos que le siguieron un año y medio más de huelga".

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La protesta se rompió de forma parcial después de la firma por parte de UGT en verano de 2004 de un acuerdo que fue posteriormente suscrito de manera individual por los trabajadores que volvieron a sus puestos.

2,6 millones para mantener el paro

La huelga de Caballito comenzó el 1 de noviembre de 2003 ante la propuesta de la empresa de congelar los salarios durante cuatro años como única vía para mantener la totalidad de la plantilla, después de haber invertido unos 30 millones de euros en montar una planta más moderna en Vitoria.

El acuerdo que puso fin al paro más de dos años después fijó la salida de 77 empleados por medio de bajas incentivadas. De no llegarse a un acuerdo, tres árbitros del CRL (Consejo de Relaciones Laborales) establecerían el perfil del resto de personal que sería despedido. Este comité arbitral resolvió que la cifra de trabajadores excedentes debía ascender a 23, la mitad de ellos elegidos de entre los huelguistas. El laudo fue recurrido ante el tribunal arbitral del propio CRL, que cambió los criterios sobre quién debía ser despedido. Este segundo laudo fue recurrido y el Juzgado de lo Social número 1 de Vitoria lo desestimó. Para despedir a los 23 trabajadores, la empresa presentó un expediente de regulación de empleo (ERE) que ya está cerrado.

Antes de iniciarse el conflicto, Caballito contaba con una plantilla de 239 empleados. La huelga se rompió parcialmente tras la firma por UGT en verano de 2004 de un acuerdo que fue posteriormente suscrito de forma individual por los trabajadores que volvieron a sus puestos. Este acuerdo supuso de hecho el fin de la protesta impulsada por ELA. Se estima que la central nacionalista se gastó más de 2,6 millones de euros en mantener vivo el conflicto. Los sindicatos que se sumaron al paro permitieron la doble militancia de sus afiliados para que pudiesen cobrar de la caja de resistencia de ELA, aunque la cantidad resultase un complemento para quienes, como los afiliados a USO, eran ayudados por su central.

UGT acusó ayer a ELA de haber instrumentalizado la huelga, "abocando a los trabajadores a un callejón sin salida y obligándoles a un acuerdo vergonzoso la empresa".

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