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Elena juega con un gran coche rojo y una cocinita

Una campaña regional lleva a 14 centros comerciales talleres para fomentar la compra de juguetes no sexistas

Antonio echa un cigarrito esperando a su mujer en la puerta del centro comercial Xanadú, en Arroyomolinos. A su lado, una bolsa grande con tres juguetes para los nietos: un coche de Los Increíbles, un castillo en bloques y un juego de química. Los nietos de Antonio son varones: "¿Qué si me importaría regalarles muñecas? ¡Qué te he dicho que son niños, joder! ¿Cómo les voy a regalar muñecas?". La pregunta es absurda para este vecino de Alcorcón de 66 años, al que la mera sugerencia le corta el rato de pitillo.

Los sociólogos constatan que la elección de los regalos de Reyes para los críos sigue unas pautas claramente sexistas. Aseguran que este comportamiento es achacable a la publicidad, los embalajes de los juegos y a los propios padres.

Los expertos alertan de los mensajes discriminatorios que transmiten los anuncios

Elena, la hija de 14 meses de Eugenio, comercial de 34 años, disfrutaba ayer en el recinto que la Consejería de Empleo y Mujer de la Comunidad instaló en Xanadú para explicar a los padres lo equivocado que está Antonio. La cría jugaba con un coche enorme y rojo, y luego estudiaba los armarios de una cocinita que una cuidadora le presentó.

Eugenio afirma que regala a su hija lo que le produce interés. "Nosotros somos los sexistas, no los críos, a los que esas cosas les da igual. Ellos se divierten con una caja de cartón". Los padres que acuden al lugar recorren por tres vitrinas con juguetes, y ven un vídeo explicativo en el que expertos explican las bondades del juego y lo perverso que pueden resultar los juguetes en la transmisión de valores caducos.

Al ver los juguetes así separados, de un lado los guerreros vigoréxicos, del otro, dulces -y un pelín siniestras- reproducciones en plástico de mujeres blancas de largas melenas albinas, la explicación que ofrece Pedro, el sociólogo que coordina el puesto, resulta obvia: "¿Ves? Las muñecas sonríen, son hermosas, vienen embaladas en colores rosa y celeste; los soldados tienen cara de duro y están en cajas de colores calientes, rojo, naranja, amarillo, o negro, azul oscuro". Los valores que defienden, explica, son, en el caso de los dirigidos a los niños, "la fuerza, la agresividad, la competitividad y llaman a la actividad y los trabajos productivos". Los juguetes para niñas apelan "a la belleza, la ternura, la maternidad y las tareas domésticas".

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Pedro afirma que lo peor de todo "es negar a un niño una actividad lúdica porque alguien diga que no es propia de su sexo, porque un balón es un balón, y no debería ser un juguete sexuado", concluye. Los padres que entran en el punto informativo -el cebo es un sorteo de juguetes no sexistas como diábolos, juegos de mesa o instrumentos- terminan el recorrido convencidos, "aunque la mayoría de los que se acercan ya lo estaban antes y lo difícil es atraer a los que no quieren que nada cambie", reconoce Pedro. Eugenio y el resto de padres dicen que no tendrían problema en regalar a sus hijos juguetes considerados ajenos a su sexo.

Bárbara y Santiago pasan por allí, y dejan a África, de año y medio, arrastrando otro bólido por la moqueta. Al acabar el recorrido para padres cuentan con ironía que la niña recibirá por Reyes, "un cepillo sexista, una escoba pequeña, porque le encanta barrer". Bárbara precisa que África también tiene balones y coches, y que siempre le dan lo que a ella le gusta. El primer coche se lo compraron cuando la vieron mover bloques por el suelo. La mujer se dice no sexista, pero asegura que tiene amigas que "en su vida le darían una muñeca a sus hijos".

Muñecas para niñas como, quizá, la deforme Bratz, con piernas larguísimas y cuerpo diminuto. Otro de los cuidadores del puesto explica que "estos juguetes son los que inducen a engaño y frustración desde pequeñas porque se ven como monstruos al no tener las piernas de la muñeca, cuando en realidad el monstruo es la muñeca".

La campaña de la Comunidad, que ha costado 180.000 euros, se desarrollará en los próximos días en distintos centros comerciales de la región. El punto informativo de Xanadú estará hoy en Plaza Éboli (Pinto) y mañana en Dos de Mayo (Fuenlabrada), terminando su recorrido por otros 11 centros el 2 de enero en el Círculo Comercial de Torrejón de Ardoz. El lema es Cuando jugamos todos somos iguales, algo soso comparado con aquel rompedor La cocina de Jack, de la campaña de 1999, en cuyo cartel anunciador aparecía una especie de Rambo entre pucheros. La iniciativa repartirá también carteles y material lúdico alusivo a la campaña en 293 colegios.

En Xanadú también mostraban ayer a los niños anuncios de juguetes para que aprendan a leer la letra pequeña -precio, que muchos no llevan pilas...- y vean cómo los que venden juguetes de niñas tienen voces cursis y meliflua, y los de chicos, tonos graves y aguerridos.

Entra otro grupo de niños en el corralito de juguetes y las niñas reciben un Action Man mientras que ellos se divierten con cocinitas, ajenos a distinciones sexuadas. Los cuidadores les presentan dos muñecos para que elijan cuál les gusta más, uno, el novio de una muñeca, y otro, un musculitos con coraza y arma láser. Los chavales optan sin dudar por el tipo Schwarzenegger. Ellas prefieren al novio, que tiene una media sonrisa y el cuerpo lánguido, lleva bandolera, flores en la mano, y viene con tarjetas de crédito y una caja de bombones. Ante esta confirmación de la pervivencia del prejuicio, los cuidadores animan al juego común entre niñas y niños, la receta que acabará con la discriminación porque los juguetes "no tienen sexo".

Más información en la página 40

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