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Reportaje:

"Su lucha era la nuestra"

Homenaje a la labor solidaria que médicos escandinavos desarrollaron en Alcoi durante la Guerra Civil

El espíritu de solidaridad internacional que hizo posible la creación en Alcoi del Hospital Sueco-Noruego durante la Guerra Civil española se ha revivido estos días. Mientras los políticos de ámbito nacional debaten la Ley de la Memoria Histórica, ciudadanos escandinavos recibían en Alcoi el homenaje a un pueblo que reaccionó contra el desastre de la Guerra Civil y la opresión del régimen franquista. El edificio que albergó el hospital de sangre, que médicos y enfermeras nórdicos pusieron en marcha, aún conserva en sus paredes testimonios de su presencia solidaria.

Este lugar fue el escogido por la Federación de Servicios Públicos de UGT para desarrollar el congreso El Hospital Sueco-Noruego de Alcoi: Testimonio de la Solidaridad, que el viernes concluyó. En él se habló de George Branting, responsable de que en 1936 se uniesen entidades y representantes sociales para emprender una campaña de solidaridad que animó a médicos y enfermeros de Suecia y Noruega a trasladarse a Alcoi para ofrecer ayuda activa. Su nieto Michael Branting, aseguró sentirse muy identificado con los combatientes de la guerra en España. "Su lucha por la democracia era también nuestra lucha. Vimos que podríamos ser los siguientes. No fue algo espontáneo". El asesor del sindicato LO de Suecia y Noruega, Egon Ivan Lobekk también destacó "el esfuerzo de las clases más humildes" que incluso "intentaron boicotear la acción de Franco durante todo el régimen". "Ese sentimiento se mantiene aún activo en la actualidad", añadió.

El congreso comenzó el jueves con la proyección del documental Coronas de vida, que narra las historias de los médicos y enfermeras que hicieron posible este hospital de sangre en Alcoi, y recuerda qué es una guerra y sus circunstancias.

Los hijos y los nietos de los impulsores de esta iniciativa y las enfermeras valencianas protagonizaron uno de los momentos más emotivos de este encuentro. Mientras recibían aplausos y flores, de fondo sonaba El cant dels ocells que popularizó el violonchelista catalán Pau Casals. El representante de los fundadores del hospital de sangre entregó a los organizadores del congreso una reproducción de la escultura de La Mano, que preside una de las plazas principales de Oslo, en recuerdo de las brigadas internacionales.

Todo no fueron aplausos. El PSOE y el sindicato UGT criticaron durante el acto la ausencia del Gobierno municipal, en manos del PP. En ello coincidieron Leire Pajín, secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Joan Ignasi Pla, secretario general del PSPV-PSOE y Cándido Méndez, secretario general de UGT, también presentes en el homenaje.

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