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El conflicto de Oriente Próximo

Las facciones armadas toman las calles

Los enfrentamientos entre Hamás y Fatah se saldan con un muerto y 18 heridos

Naiara Galarraga Gortázar

El anuncio más esperado por los seguidores de Fatah, el que los correligionarios de Hamás no querían oír, llegó cuando el presidente Abbas llevaba 80 minutos dirigiéndose a su pueblo por televisión: "He decidido adelantar las elecciones presidenciales y parlamentarias". Decenas de miles de seguidores de ambas facciones se echaron a la calle, sobre todo, en la franja de Gaza. Unos, llevados por el júbilo; otros, por la indignación. Sólo una minoría, alguno armado incluso con lanzagranadas, se enfrentó violentamente a los adversarios.

La sangre llegó al río en el sur de la franja, el único lugar donde Fatah disputa a Hamás su incontestable dominio en este territorio, y cerca de la casa que tiene en la ciudad de Gaza el poderoso dirigente de Fatah Mohamed Dahlan, acusado por los islamistas de instigar el intento de asesinato, el jueves, del primer ministro, Ismail Haniya, que costó la vida a uno de sus escoltas. El intercambio de disparos y pedradas dejó un adolescente de 13 años muerto y 18 heridos.

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Abbas disuelve el Gobierno de los islamistas

Los fieles a Abbas respondieron a la noticia como se celebra cualquier buena nueva en Palestina, con disparos al aire. Cuando el presidente acabó su discurso, cientos de leales al partido que monopolizó el poder palestino hasta las elecciones parlamentarias de enero se echaron a la calle en Nablus (Cisjordania). Docenas de milicianos de Fatah y miembros de la guardia presidencial que siguieron el discurso ante la residencia de Abbas vaciaron sus cargadores al aire. Gritaron su fidelidad al presidente llamándole por su apodo. "Abu Mazen estamos preparados para redimirte con nuestra sangre".

Golpe de Estado

Los fieles a Hamás tampoco se quedaron de brazos cruzados. Horas después del discurso, tras las oraciones vespertinas, miles de personas se manifestaron en Gaza. Los partidarios de Haniya expresaban su apoyo al Gobierno y su rechazo a unos comicios que ven como un golpe de Estado, como un intento de arrebatarles la abrumadora, y sorprendente, victoria de hace casi 11 meses.

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La lucha entre los perdedores y los vencedores de las elecciones se tornó violenta en mayo. Una treintena de personas han muerto desde entonces en enfrentamientos. En varias ocasiones parecía que la tensión iba a derivar en una guerra abierta pero, una y otra vez -al menos hasta ahora-, Fatah y Hamás lo han evitado.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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