¿Hechos aislados?
Asistimos estupefactos a una sucesión de hechos violentos protagonizados por jóvenes en edad escolar y dirigidos indiscriminadamente contra otros escolares, profesores, personal no docente y padres.
Los profesores saben que están conviviendo diariamente con algunos alumnos, que son auténticas bombas de relojería que estallarán, en cualquier momento, con alguna manifestación violenta; porque ya hemos presenciado muchas veces la prepotencia de los violentos y también la actuación de las autoridades educativas, que no proveen al profesorado de las herramientas necesarias para poder restaurar una mínima disciplina en las aulas. El silencio, la ocultación y la falta de respuestas eficaces son cómplices de una minoría que ejerce la violencia sobre la mayoría de la comunidad educativa. Si no les inculcamos ahora el respeto y la tolerancia, ¿cuándo.
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