Una de sus víctimas le reconoció en la calle
Raúl Pérez López fue detenido en 2000 por allanamiento de morada (entró en el domicilio de una niña a la que intentó agredir sexualmente, según la policía) y quedó en libertad. En abril de 2002 cometió la primera de las 14 agresiones por las que ha sido detenido ahora. Ocurrió en el distrito de Ciudad Lineal. La siguiente violación que se le imputa ocurrió más de un año después, en mayo de 2003, en el barrio de Chamartín. Volvió a actuar a partir de abril de 2004. En esos dos años la policía no se percató de que estaba ante un presunto violador en serie. La forma de actuar y las descripciones físicas que proporcionaron las víctimas permitieron esa relación. El detenido estuvo actuando hasta verano del presente año. La policía cree que puede haber cometido más agresiones de las denunciadas.
Los agentes pasaron su descripción a todas las comisarías de Madrid, pero nunca llegó a ser identificado. Además, nunca dejó ni huellas ni muestras de ADN. La detención se produjo gracias a que una de sus víctimas, una niña que paseaba con su madre, le reconoció hace unos meses en Puente de Vallecas. La mujer facilitó a la policía todos los datos del hombre. Los agentes le tomaron fotografías que mostraron a sus víctimas. La mayoría le identificó.
Los agentes le siguieron en las últimas semanas previas a su detención las 24 horas del día. Le vieron en las proximidades de colegios de las localidades madrileñas de Torrejón de Ardoz y de Arganda del Rey, pero nunca llegó a cometer ninguna agresión. "Al ser detenido no puso resistencia y aceptó parte de las acusaciones", según fuentes del caso.
Vicente Garrido, psicólogo criminalista, explica que el violador de niños "está más integrado en la sociedad que el agresor de personas adultas". En la Asociación de Asistencia de Mujeres Violadas coinciden con ese perfil "normal". "No tienen un perfil raro", aseguró su presidenta, Tina Alarcón.
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