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Chile prevé un funeral sin honores de ex jefe de Estado cuando muera Pinochet

El dictador que gobernó entre 1973 y 1990 tendrá un sepelio como alto cargo militar

Jorge Marirrodriga

Militar sí, pero jefe de Estado no. El infarto sufrido por el ex dictador chileno Augusto Pinochet el pasado domingo ha puesto sobre el tapete la cuestión de qué tratamiento recibirán los restos del general que, tras perpetrar un sangriento golpe de Estado, presidió Chile entre 1973 y 1990. La solución está en el interior de una carpeta que, según medios chilenos, se encuentra desde hace dos años en el palacio de la Moneda, sede de la presidencia, y según la cual Pinochet recibirá, cuando muera, un tratamiento de ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, pero no de ex jefe de Estado.

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Estos honores incluyen una guardia de honor, una banda militar que interprete marchas fúnebres, la presencia de la bandera chilena cubriendo el ataúd y varios discursos que responden a la tradición castrense; los de ex compañeros de promoción y el del comandante en jefe del Ejército. El Gobierno apenas estará representado por el ministro de Defensa -en la actualidad el cargo lo desempeña Vivianne Blantot, sucesora en la cartera de la presidenta, Michelle Bachelet- o algún otro funcionario.

Las previsiones, por lo tanto, descartan la presencia en las exequias de Bachelet, cuyo padre, un militar leal al presidente Salvador Allende, fue asesinado en prisión por sus propios ex compañeros que secundaron el golpe, y cuya madre -así como ella misma- sufrió torturas en Villa Grimaldi, uno de los campos de detención ilegal más trágicamente conocidos de la dictadura. Bachelet nunca se ha mostrado cómoda con la idea de tener que asistir al funeral de Pinochet y así lo ha apuntado en varias ocasiones, entre otras, en la entrevista con EL PAÍS el pasado mes de enero, a pocos días de ser elegida jefa del Estado. "Violentaría la conciencia de los chilenos rendir honores a una persona que estuviera procesada o a lo mejor inculpada, eso lo dirá el proceso judicial, por delitos al fisco y violación a derechos humanos", señaló Bachelet en aquella ocasión.

Celebraciones populares

En cualquier caso, fuentes del Gobierno chileno han señalado que habrá que esperar acontecimientos y ver cómo se desarrollan las diferentes reacciones tanto en el exterior, como en las calles de Chile cuando se produzca el fallecimiento de Pinochet. Diversos sectores de la izquierda han anunciado celebraciones populares en las poblaciones, los barrios populares, cuando se comunique la noticia. El domingo se produjeron pequeños altercados en los alrededores del hospital Militar de Santiago, donde se encuentra internado el ex dictador, entre sus simpatizantes y opositores.

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En un principio, Pinochet había previsto que su enterramiento fuera realizado en un mausoleo levantado en la Escuela Militar de Santiago, pero el proyecto fue abandonado después de que en 1998, ocho años después de haber dejado la jefatura del Estado, el ex dictador dejara de ser oficialmente comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

En este marco, la crisis de salud sufrida por el antiguo dictador ha servido para ver qué cariz pueden adoptar las diferentes reacciones cuando se haga oficial la muerte de Pinochet. La presencia de simpatizantes del ex general en las afueras del centro sanitario ha sido escasa, aunque llamativa y útil para el trabajo de los fotógrafos y las cámaras de televisión. De la misma manera ha resultado muy significativa la escasez de visitas representativas de los sectores políticos tradicionalmente vinculados al pinochetismo. Y en ocasiones las visitas han generado incidentes en vez de aplausos entre los simpatizantes que hacen guardia frente al edificio. Así ayer cuando el ex jefe del Ejército Juan Emilio Cheyre abandonaba el centro sanitario después de interesarse por Pinochet, los presentes comenzaron a gritarle "hipócrita" y "gallina" y a lanzarle botellas de agua.

Entretanto, la sala quinta del Tribunal de Apelaciones de Santiago concedió ayer la libertad provisional bajo fianza al ex general en el proceso que se sigue contra él por el asesinato de dos escoltas del presidente Salvador Allende en el marco de la llamada caravana de la muerte, una operación que fue encabezada por el general Sergio Arellano Stark que en 1973 recorrió el país asesinando opositores y que costó la vida de 75 personas. En el caso concreto que afecta a la resolución, Pinochet está acusado como presunto autor del secuestro y asesinato de Wagner Salinas y Francisco Lara. Un juez ordenó la semana pasada la detención del ex dictador, una decisión modificada ayer tras una apelación.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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