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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Imágenes poderosas

Leo la imagen de una mujer en cuclillas cuyo rostro está enmarcado por sus manos. Apenas sé de su cara porque el texto me lo oculta, pero sí diviso los olivos que rodean a la mujer y a los que les puso nombre. Es su legado. Sigo leyendo y en el aire hay polvo suspendido. Tal vez sea un rebaño que atraviesa caminos desarbolados o restos de la última bomba que desmigó los enseres de una casa familiar en cuyo interior guardaba el aroma de los guisos y las risas de antaño. Quizá entre las partículas de polvo haya materia proveniente de una pierna infantil que en un universal saque de esquina golpeó un balón que reposaba sobre una mina escondida. Bagdad, Burkin, Yenín, Gaza, muro, alambrada, tanque, disparos, culata, soldados. Teresa Aranguren desprende las imágenes de la retina de la cámara y escribe en Olivo roto: escenas de ocupación sobre las personas que habitan paisajes destrozados.

OLIVO ROTO: ESCENAS DE LA OCUPACIÓN

Teresa Aranguren

184 páginas.

Caballo de Troya

Madrid, 2006

11 euros

La escritura de Teresa Aran

guren (Artziniega, Álava, 1944), autora de Palestina: el hilo de la memoria (también en Caballo de Troya), se recibe con un toque seco que deslumbra. Se hace la luz en los rostros que habitan estos relatos y se disipa la bruma que iguala a las víctimas convirtiéndolas en una única noticia que parece repetirse. En Olivo roto hay historias personales y el desastre, no sólo es la muerte sino lo que antecede: haber sido despojado del regocijo de poseer una memoria de tiempos felices, pertenecer a un lugar por el que pasear o disponer de un espacio para poner en orden las cosas. Es un lujo tener los platos apilados y la ropa doblada. Una mujer dice en una de estas páginas memorables: "La tristeza cuando es sólo tristeza, es soportable". Es la misma mujer que habla del tanque como de un animal ciego.

Sí, en este libro está la solidez política de la denuncia, pero no hay duda de que la autora posee una fortaleza literaria que se nutre de su exigencia en contar sobre el gesto minúsculo que define a sus personajes. Puede ser la mirada digna del abuelo de Malek, el conmovido abrazo a una pierna desmembrada o el desafío de una mujer que abre los brazos y lleva el bolso colgando. Abu Marwan, Alia, Umm Nidal, el viejo Abdalla, la mujer del diario o la pequeña Nahla y su deseo de ser médico. Y tantos otros. Sí, Teresa Aranguren cautiva contando y estos relatos contienen historias llenas de imágenes sobrecogedoras y poderosas.

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