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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

A la espera de tiempos mejores

Los dirigentes del Kurdistán, la zona más segura de Irak, suavizan su discurso independentista y apuestan por un Estado federal

La guerra civil iraquí ha hecho que el milenario nacionalismo kurdo le vea las orejas al lobo. La hipótesis de que todo Irak se desmembre en tres Estados diferentes (suníes, chiíes y kurdos) ha servido para que los líderes kurdos cambien su discurso de autodeterminación por uno más suavizado de Estado federalista. Ése es el mejor escenario que expresaron ayer por separado los líderes kurdos. La razón no es otra que el temor a Turquía, uno de los países con los que comparte frontera. "Si nos quedamos solos, Turquía acabaría por quedarse con nosotros", afirmó ayer Nawzad Hadi Mawlood, el gobernador de Erbil, la capital del Kurdistán. "Somos iraquíes. Optamos por un Irak democrático, federal y multipartidista. Debemos ser socios en todo", añadió. Bajo los dos soles que brillan en Erbil, el que se refleja en las murallas de la antigua ciudadela de Arbaelo y el que aparece dibujado en la bandera de este país sin Estado, los kurdos iraquíes se sienten seguros en esta ciudad, al menos si se comparan con la situación que se vive más al sur, en Bagdad, o a tan sólo 40 kilómetros, en Mosul. "Lamentablemente, la situación es límite. Y nosotros no tenemos la fuerza suficiente para salir del problema", señaló ayer el gobernador. "Es necesaria la ayuda internacional".

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El Kurdistán iraquí supone el 20% de la población del país. Desde 1991 disfrutan de una autonomía parcial emboscados en la zona de seguridad creada a partir del paralelo 36. Con ayuda de las ONG y de la ONU, según cuentan sus líderes, los kurdos iraquies pudieron reconstruir 3.000 de los 4.500 pueblos destruidos por el partido Baaz del dictador Sadam Husein. "Hemos sido el pueblo que más sufrió al dictador. Ahora queremos ser capaces de gobernarnos para poder reconstruirnos y explotar nuestros recursos", afirma Nawzad Hadi. "Pero para ello es necesario que todos, las tres etnias, kurdos, suníes y chiíes nos pongamos de acuerdo. Los atentados en Bagdad lo están contaminado todo".

En lo que no se pueden poner de acuerdo los parlamentarios iraquíes no es otra cosa que petróleo. Kurdistán lo tiene, pero no puede explotarlo porque los oleoductos pasan por zonas suníes y son atacados por bandas armadas. Aún así, Kurdistán hipoteca su futuro a la alfombra negra sobre la que vive y espera arreglar su falta de infraestructuras gracias al petróleo.

Según el ministro del Interior de Kurdistán, Karim Sinjari, la seguridad relativa que se vive en su territorio se ha conseguido gracias al empeño por aprender de los errores. "En 2004 tuvimos dos atentados menores que destruyeron nuestra antigua sede y mataron a muchas personas. A partir de ahí conseguimos cerrar nuestras fronteras y obligamos a todo el mundo a entrar en nuestro territorio por los controles", explicó. El ministro dice que eso es lo que no se ha hecho en el resto de Irak, y no duda en echar las culpas a EE UU, pese a agradecer que retirasen a Sadam de la escena. "Estados Unidos desmanteló las fuerzas de seguridad de Irak y ése ha sido el principal problema. Estamos intentando reconstruirlas, pero resulta muy difícil porque día tras día se cuelan en ella los terroristas", comentó.

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