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El partido de la canciller Merkel debate la reforma de los subsidios

La ciudad sajona de Dresde, en el este de Alemania, acoge desde hoy el vigésimo congreso federal de la Unión Cristianodemócrata alemana (CDU). El partido de la canciller Angela Merkel elegirá en su transcurso al presidente, al secretario general y a los cuatro vicepresidentes. Y debatirá sobre el perfil político de la primera fuerza del país.

Aunque su reelección como presidenta del partido es cosa segura, Merkel se enfrentará con una discusión que trae de cabeza a los democristianos desde que el primer ministro del Estado federado de Renania del Norte-Westfalia, Jürgen Rüttgers, anunció que presentará una moción para la reforma de los subsidios de desempleo que beneficie a los trabajadores que hayan cotizado durante más de 20 años. La moción es casi idéntica a otra aprobada por el partido en su congreso de 2004.

A pesar de esto, la propuesta ha desatado una controversia en la que han tomado parte otros poderosos barones de la CDU. Christian Wulff, primer ministro del Estado federado de Baja Sajonia, se destacó como rival de Rüttgers en esta disputa y advirtió en una entrevista publicada ayer por el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung de que "la CDU no es un partido de clase" y censuró a su colega renano haber declarado que sus votantes son obreros. Su compañero de partido y primer ministro del Estado federado de Baden-Württemberg, Günther Oettinger, llegó a avisar de un posible "giro a la izquierda" democristiano.

Estas polémicas sobre mociones ya aceptadas sirven a los líderes regionales del partido para desmarcarse del resto antes de la votación durante el congreso de los cuatro vicepresidentes. Mientras tanto, la canciller trata de guardar la equidistancia mediante contorsiones políticas y moderación centrista.

'Delfín' de la canciller

La elección de los vicepresidentes de la unión democristiana tiene el incentivo de que el mejor situado contará como probable delfín de la actual canciller, tanto en el partido como en el cargo. Las encuestas publicadas en diferentes medios durante el fin de semana señalan una clara preferencia de los votantes alemanes por Wulff, que sin embargo ha declarado su poco interés en la cancillería. Claro que el relevo de Merkel, que lleva un año en el Gobierno, en modo alguno está a la vuelta de la esquina.

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Otro asunto que preocupa a los delegados de la Unión es la sangría de afiliados que padece. 12.000 alemanes han dejado el partido desde que Merkel asumió la cancillería hace poco más de un año, tras una pírrica victoria electoral que la obligó a pactar una gran coalición con el partido socialdemócrata. El ministro de Interior, Wolfgang Schäuble, dijo a este respecto en una entrevista publicada hoy por el semanario Der Spiegel que "el partido está, sin duda alguna, desconcertado".

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