Cuatro generaciones perdidas
"Israel ha violado a gran escala los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. (...) Si el término terrorismo tiene algún significado, esta situación nos ofrece una buena ilustración". Estas afirmaciones, realizadas por John Dugard, relator especial de Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos en los territorios palestinos ocupados, no son ninguna novedad para quienes trabajamos directamente con los refugiados de Palestina (cuyo número supera actualmente los cuatro millones), pero reconfortan ante hechos como la negativa del Consejo de Seguridad de la ONU (debido al veto de Estados Unidos) y de la Unión Europea (por el veto, en este caso, de Reino Unido y Holanda), a condenar los bombardeos realizados por el Ejército de Israel la primera semana de noviembre, que provocaron 19 muertos civiles en la franja de Gaza.
Estas muertes han sido explicadas por mandatarios israelíes como "un error estratégico". Es probable que el error estratégico sea continuar ocupando los territorios palestinos (Israel ocupa de manera ilegal desde 1967, de acuerdo a la legislación internacional, los territorios compuestos por la franja de Gaza y Cisjordania).
Es una "burda inexactitud" que Israel pusiera fin a la ocupación de Gaza cuando retiró a los colonos en agosto de 2005, afirma el relator sobre Derechos Humanos. "El control del espacio aéreo, las costas y las fronteras exteriores siempre ha estado en manos de Israel. La salida del Ejército no cambió nada". El relator afirma también que el muro que Israel está construyendo en Cisjordania es ilegal (lo que ya fue indicado por la Corte Internacional de Justicia) y que su única finalidad es "lograr la judaización de Jerusalén, en un descarado ejemplo de ingeniería social que impone graves penalidades a los palestinos en todos los aspectos de sus vidas".
La continua destrucción de viviendas, la separación forzosa de familias, los permanentes puestos de control y la crisis humanitaria provocada por la retención por parte de Israel de los impuestos propiedad de la Autoridad Palestina son también detalladamente analizados por John Dugard, que finaliza su informe indicando que el hecho de que los palestinos sean sometidos a sanciones económicas constituye el primer caso de este tipo de trato a una población ocupada.
A estas afirmaciones se suman las de Karen Abu Zayd, comisionada general de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA). "La vida diaria de los palestinos está amenazada con sufrir daños físicos, dificultades económicas, estrés psicológico y sensación de aislamiento", afirma. "Con 5.300 obuses de artillería lanzados a la franja de Gaza desde finales de junio y más de 292 ataques aéreos, no debería sorprender que más de 300 palestinos hayan sido asesinados en Gaza, 49 de ellos niños, y 1.000 más hayan resultado heridos, muchos de ellos con amputaciones múltiples. En el mismo periodo, tres israelíes fueron asesinados y 28 heridos por los 424 cohetes de fabricación casera caídos sobre Israel".
Como si el alto riesgo de muerte y las serias heridas producidas por un conflicto armado no fueran suficientes, los palestinos también sufren la falta de recursos económicos. El 87% de los habitantes de la franja de Gaza y el 56% de los de Cisjordania viven bajo el umbral de la pobreza y no son capaces de subsistir sin el apoyo de ayuda internacional.
Por si esto fuera poco, y debido al boicoteo internacional, 165.000 funcionarios palestinos no han cobrado sus sueldos desde marzo de este año (otros 120.000 han estado sin trabajar desde el comienzo de la segunda Intifada hace seis años). Por ello la UNRWA ha debido incluir a 23.000 funcionarios que anteriormente no necesitaban de su apoyo al programa de emergencia para la distribución de alimentos.
Como consecuencia de la construcción del muro en Cisjordania, el comercio se ha visto reducido a niveles mínimos y el draconiano régimen de permisos limita el movimiento de personas y bienes. Las mujeres embarazadas tienen que esperar largas colas para parir en los hospitales que se encuentren al otro lado de los puestos de control. En numerosas ocasiones ni siquiera llegan al hospital, con el enorme riesgo que dar a luz sin asistencia médica supone para ellas y sus hijos. Los pasos fronterizos han permanecido cerrados más del 50% del tiempo durante este año (el año pasado fue el 20%). La humillación es permanente.
Esta cruda realidad es denunciada a diario por organismos internacionales, ONG y defensores de los derechos humanos desde hace más de 57 años. La situación del pueblo palestino es crítica y es necesario recordarlo. Una buena ocasión para ello es el 29 de noviembre, fecha que Naciones Unidas ha proclamado como Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino.
Es difícil encontrar tantos sufrimientos acumulados en un pueblo que lucha por su libertad. Lo que se enumera en estas líneas es un muy breve resumen de lo que ocurre en la Palestina ocupada. Es urgente encontrar un final justo a una situación que se ha llevado ya por delante a cuatro generaciones de palestinos.
Para ello, y hoy más que nunca, es importante que la sociedad civil se implique en este tema, que afecta a tantos seres humanos y que tiene tantas ramificaciones en un Oriente Próximo tan necesitado de paz.
Eduardo Reneses de la Fuente es director del Comité Español de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA)
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