Halladas en Pamplona las tumbas de 203 republicanos muertos en cautiverio
Una asociación identifica los cadáveres del fuerte San Cristóbal
La Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra ha dado a conocer el hallazgo de las tumbas de 203 presos republicanos fallecidos durante su cautiverio en la prisión del fuerte San Cristóbal, en Pamplona, en la primera mitad de los años 40 del pasado siglo. Familiares de 18 de los fallecidos han solicitado ya a la asociación Aranzadi que gestione la exhumación de los cadáveres de sus parientes.
Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años han permitido determinar la identidad de cada fallecido y localizar sus restos, enterrados en un cementerio construido en el propio recinto militar del fuerte, recientemente descubierto, y diseminados también por 12 cementerios de pueblos circundantes pertenecientes a la Cendea de Ansoain.
Por la fortaleza militar Alfonso XII, también conocida como San Cristóbal y acabada de construir en 1919 en lo alto del monte Ezkaba de Pamplona, pasaron 4.885 presos republicanos. El reciente hallazgo de un cementerio construido en 1940 en la ladera del propio monte, a 500 metros de distancia del fuerte, permitió acelerar las investigaciones e identificar a 73 personas enterradas en él, casi todas ellas muertas a causa del hambre y las enfermedades contraídas en su estancia en la prisión-fortaleza entre los años 1940 y 1945.
El análisis de los registros eclesiásticos y civiles propiedad del Arzobispado de Pamplona y de municipios como el Archivo Civil de la localidad de Ansoain han permitido identificar uno a uno los restos de 203 presos hasta ahora anónimos, que fueron enterrados en el cementerio del fuerte o depositados en pequeños cementerios cercanos de poblaciones como Berriozar, Artica, Añezcar o Berrioplano, a escasos kilómetros de Pamplona. La asociación pudo llegar a concretar la existencia del cementerio clandestino gracias a las investigaciones inconclusas del ya fallecido historiador navarro José María Jimeno Jurío, cuyo hijo, Roldán Jimeno, continuó el trabajo de su padre conjuntamente con la asociación y otros investigadores.
Tuberculosis y neumonía
La construcción del cementerio en el propio recinto militar, un fuerte abandonado desde hace una década y propiedad del Ministerio de Defensa, se debió a la queja oficial presentada en 1940 por los municipios circundantes ante el elevado número de enterramientos que debían acometer dadas las pésimas condiciones de reclusión a las que el régimen franquista sometía a los presos republicanos. Muchos de los presos murieron de tuberculosis y neumonía.
Los identificados son 30 presos naturales de Galicia, 17 de Madrid, 25 de Euskadi, 5 de la Comunidad Valenciana, 13 de Castilla-La Mancha, 5 de Cantabria, 3 de la Comunidad de Murcia, 67 de Castilla-León, 1 de Cataluña, 3 de Asturias, 17 de Andalucía, 5 de Navarra y 7 extranjeros procedentes de Portugal (3), Argentina (1), Cuba (2) y Venezuela (1).
La documentación recopilada incluye datos sobre la población de origen del preso fallecido, la provincia, el estado civil, la edad, nombre de la viuda y el día de la defunción, además de los números de fosa y fila de cada uno de los enterramientos.
En la lista figuran presos fallecidos de entre 22 y 93 años de edad. A esa avanzada edad murió en el fuerte navarro un preso que correspondía a la identidad de Juan Rubio Romero, natural de Torrecampo, en Córdoba, fallecido el 27 de junio de 1944 y que dejó viuda de nombre Dolores Ruioz Arroyo.
El 22 de mayo de 1938 un total de 790 presos lograron fugarse del fuerte Alfonso XII. 210 fueron abatidos a tiros monte abajo. El resto, excepto tres reclusos que lograron pasar la frontera de Francia, volvieron a ser capturados.
