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Reportaje:

Los empresarios gallegos venden por la deuda

Las ventas han proporcionado 4.000 millones a propietarios con problemas de sucesión

Los empresarios gallegos se han embolsado más de 4.000 millones de euros (664.000 millones de pesetas) vendiendo sus negocios. Galicia ya figura en los mapas de los grandes fondos de capital riesgo. Compradores y vendedores aprovechan la liquidez de los mercados para cerrar tratos. Se adquiere porque hay dinero, se vende porque se paga mejor que nunca, es la opinión de las consultoras y principales bancos de negocios que operan en Galicia. Sin embargo los empresarios gallegos consultados por este periódico dan otras razones. Las más repetidas son los problemas financieros, tanto para sobrevivir como para expandir el negocio, y una difícil sucesión familiar. En Galicia ya hay más de cuarenta consultoras especializadas en vender empresas.

Los vendedores se han embolsado 40.000 millones de euros en los últimos años
"Mi hermano vendió la naviera porque le pagaron bien" dice un familiar de Tapias

Ningún empresario gallego admite abiertamente haber vendido su empresa por dinero. ¿Por qué lo hace entonces? En las diez principales operaciones de los últimos doce meses, los propietarios explican la venta de la totalidad o parte de su compañía aludiendo a agobios financieros, cismas familiares o a la búsqueda de un socio con dinero para crecer.

En este momento hay tres importantes sociedades gallegas en venta: la inmobiliaria Fadesa; la náutica Rodman Polyships; y la conservera Thenaisie Provoté.

Fadesa es la mayor de las operaciones en marcha. Su accionista mayoritario, Manuel Jove, obtendrá más de 2.200 millones de euros. Fuentes muy cercanas al presidente de la inmobiliaria coruñesa aseguran que el "altísimo precio conseguido" ha sido un factor determinante, pero no el único. Otras fuentes indican que el fallecimiento de su hija María José, heredera natural del mando en la compañía, ha influido tanto como el dinero.

La mayor compañía de náutica deportiva de Galicia, Rodman Polyships, está en una situación similar a la de Fadesa. Manuel Rodríguez Vázquez, como Jove, tiene a un hijo en posición de ejecutivo del grupo. Pero prefiere vender. Hace dos años colocó un 24% a 3i, un fondo británico de capital riesgo, y desde entonces está negociando con compradores para traspasar el 100% de la compañía. Un consejero de Rodman calcula que la empresa podrá venderse por unos 150 millones de euros y revela que existe un pacto con 3i para que la operación se realice conjuntamente antes del año 2008.

"Está claro que la principal razón de venta es el dinero. Ahora se venden más empresas porque hay más liquidez, tanto inversores con dinero y capacidad de compra, como en el sector bancario que presta las cantidades para comprar", señala Pablo Moro, responsable de Solventis en Galicia, una consultora especializada en compra-venta de sociedades.

Treinta ventas

Treinta empresas gallegas han sido traspasadas en los dos últimos años y otras 24 han dado entrada en su capital a fondos de capital riesgo. Ya hay 154 compañías gallegas que han vendido al capital riesgo acciones por valor de 220 millones de euros. En las 15 mayores enajenaciones de la última década, los propietarios gallegos se han embolsado más de 4.000 millones de euros; la cuenta no incluye la inversión de ACS Dragados en Fenosa, ya que la constructora ha sustituido y ampliado la participación que tenía el Banco Santander Central Hispano. Y la ola de ventas sigue porque ya hay varias operaciones en marcha.

"En Galicia no está pasando nada diferente a lo que venía sucediendo en España. La novedad es que el dinero se ha extendido como una mancha de aceite y ha llegado aquí. Insisto, esta es la causa: como hay dinero los empresarios ven que es el mejor momento para vender, constatan que hay ofertas y, normalmente deciden llevar la venta a una subasta, lo que aún sube más el precio", señala Moro, quien ya ha mediado en varias transacciones de este tipo en Galicia.

"Lo que está claro es que vendimos porque conseguimos un buen precio por algo que más tarde no valdría nada", relata José Manuel Fernández Alvariño, quien acaba de vender su participación en la red de concesionarios de coches Salfer.

"Mi hermano vendió la naviera porque le pagaron muy bien y porque no tenía muy claro a quién dejársela", explica un familiar vigués de Fernando Fernández Tapias.

Conservas Bernardo Alfageme representa la casuística de la venta antes de la quiebra. La familia Alfageme consiguió este año 24 millones de euros por 132 años de historia, pero se quitó de encima el endeudamiento y una empresa que llevaba años sin apenas reportarles beneficios.. Es el mismo caso que el del Centro Médico Gallego, más conocido como Clínica Fátima y adquirido por Adeslas; de la también conservera Escurís, absorbida por Jealsa; o de la histórica granitera Ramilo, comprada por Cupire Padesa.

Cismas familiares

El cisma familiar, léase disputas por la gestión de una compañía, también es causa recurrente en la venta de empresas gallegas.

Los ejemplos más claros los singularizan dos de los clanes empresariales gallegos de mayor renombre. En 1992, los Fernández vendieron Corporación Noroeste, la mayor cementera gallega, por serias desavenecias en el control de la compañía. Se embolsaron 198 millones de euros pagados por Cimentos de Portugal (Cimpor). Tras vender el negocio común, cada rama de los Fernández empleó la plusvalía en el relanzamiento de los negocios que cada una, por separada, gestionaba por su cuenta: la transportista Tranfesa, la químico-farmacéutica Zeltia y la alimentaria Pescanova.

El otro cisma célebre entre accionistas gallegos se desencadenó en 1997, entre los cuatro hermanos Domínguez Fernández, herederos de la compañía textil Adolfo Domínguez. El más conocido de los accionistas, Adolfo, optó con por quedarse solo y con el 30% de la firma textil. Los otros tres hermanos vendieron su parte en Bolsa (el 70% de la empresa) en una Oferta Pública de Venta (OPV) que resultó ser una de las más exitosas de la historia de las salidas al parqué. Los más de 100 millones de euros obtenidos en la operación fueron la base para que los otros tres hermanos Domínguez fundaran y lanzaran la Sociedad Textil Lonia (STL), que se ha convertido en la tercera compañía de moda más importante de Galicia.

José Manuel Fernández Alvariño (Slfer): "No nos quedó más remedio, fue un cisma familiar"

Desde hace poco más de un mes, el distribuidor de automóviles Salfer pertenece al grupo portugués Salvador Caetano. La empresa, con 120 millones de euros en ventas y 100 empleados, buscó hace dos años un socio para crecer y compartir endeudamiento. "A mi padre y a mí no nos quedó más remedio que vender. Fue un cisma familiar: mi hermano se casó con los portugueses y nos dejó fuera de la toma de decisiones", señala José Manuel Fernández Alvariño, ex consejero delegado del grupo Salfer, una compañía con 54 años de trayectoria. La familia estaba unida cuando en 2004 decidieron dar entrada en el capital a Salvador Caetano (50%). El contrato preveía que los Fernández gestionarían y los portugueses aportarían la financiación para una expansión conjunta en España en el negocio de los concesionarios de coches. Ahora, Caetano se ha quedado con el 75% y Salvador Fernández Alvariño mantiene el 25%.

Javier Etcheverría (Banco Etcheverría): "Teníamos un serio problema de sucesión"

En el año 2002, el Banco Etcheverría vendió el 37% de sus acciones a Caixa Galicia por 13,25 millones de euros. Era la primera vez que alguien ajeno a la familia bancaria de Betanzos entraba en el capital desde 1717. El banco más antiguo y más pequeño de España sigue presidido y gestionado por un Etcheverría. "Vendimos por miedo al problema sucesorio y ante el peligro de un cisma o una disgregación excesiva de la propiedad" explica Javier Etcheverría de la Muela.

"No queríamos agobios económicos ni que se generase incomodidad entre los socios", subraya el presidente. El banco pertenece a seis hermanos, lo que significa que en la próxima generación habría más de 30 herederos. "La operación ha sido una experiencia magnífica: tenemos un socio profesional que nos da estabilidad y seguimos gestionando nosotros el banco". En los últimos cuatro años, el Etcheverría ha duplicado su beneficio y triplicado su red de oficinas.

Julio González Babé (Clínica Fátima): "No quiero el dinero, yo quería la clínica"

Julio González Babé vendió, en agosto del 2004, la Clínica Fátima a la aseguradora catalana Adeslas por 23 millones de euros. Fátima es el segundo mayor hospital privado de Galicia, con 400 empleados y 25 millones de euros de facturación anual. "Desde entonces estoy triste y cada día me arrepiento. Yo no quiero para nada el dinero. Quería la clínica, pero me vi obligado a venderla porque la banca gallega no me refinanciaba la deuda". Babé es cirujano ortopédico y sigue ejerciendo en el que durante 28 años fue su hospital. "Los gallegos somos una calamidad y las cajas de aquí le dan más facilidades a cualquier empresario de fuera que a los que luchamos por sostener un negocio", lamenta el médico-empresario vigués.

Cuando se vendió, Fátima presentó pérdidas por valor de 3 millones de euros y acumulaba una deuda de 5 millones. Adeslas está mayoritariamente participada por la Corporación Agbar, de Aguas de Barcelona SA.

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