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Violencia en Irak

La venganza chií se abre camino en Bagdad tras la matanza en Ciudad Sáder

Una treintena de suníes mueren mientras se entierra a los 215 muertos del jueves

Ángeles Espinosa

El toque de queda no logró impedir ayer que se consumara la venganza por los atentados del día anterior contra el barrio chií de Ciudad Sáder. Los habitantes suníes de varias zonas de Bagdad denunciaron asesinatos, el incendio de sus casas y la destrucción de cuatro mezquitas a manos de milicianos chiíes. En un incidente aún por confirmar, los exaltados habrían quemado vivos a seis suníes que salían del rezo del mediodía. Como advirtió el enviado de la ONU, Irak se enfrenta a "un ciclo de violencia incontrolable".

"Estos crímenes pueden aumentar las divisiones entre las confesiones y sumir al país en un ciclo de violencia incontrolable, que amenaza la estructura misma de la sociedad y la posibilidad de un futuro de paz, tolerancia y unidad", manifestó Ashraf Qazi, el representante especial de la ONU para Irak.

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Para muchos iraquíes, la amenaza ya se ha convertido en realidad. Los incidentes más graves se vivieron en el barrio de Al Hurriya, al oeste de Bagdad. Milicianos chiíes quemaron cuatro mezquitas y numerosas casas de una zona suní, según denunciaron los afectados a las agencias de prensa y admitió más tarde el Ministerio del Interior.

"Han atacado cuatro mezquitas con lanzagranadas y ametralladoras. Empezaron a mediodía", declaró a Reuters Imadaldin al Hashemi, un profesor universitario que ayudó a evacuar a las víctimas. Al Hashemi contó 18 muertos y 24 heridos, entre ellos dos mujeres y un niño que murieron asfixiados en su domicilio. Posteriormente, un portavoz policial elevó esa cifra a 30 muertos y medio centenar de heridos, pero no pudo confirmar que seis de los muertos fueran quemados vivos cuando salían de la plegaria de mediodía.

Los residentes contaron que los milicianos bloquearon el acceso a las casas quemadas para impedir que recuperaran los cadáveres. Otros denunciaron que la policía, un cuerpo dominado por los chiíes, permaneció impasible durante los incidentes y no hizo nada por evitarlos.

Al Hurriya era un barrio en el que convivían suníes y chiíes, pero al parecer recientemente ha caído en manos del Ejército del Mahdi, la milicia del clérigo radical chií Múqtada al Sáder. Sus seguidores se vengaron sobre los suníes que aún permanecían allí por los atentados del día anterior contra Ciudad Sáder, en los que murieron 215 personas, según el último recuento. Desde hace meses, venganzas similares están limpiando étnicamente la mayoría de los barrios mixtos de la capital.

El Ejército del Mahdi no sólo controla la barriada de Ciudad Sáder, sino que tiene una importante representación en el Parlamento que respalda al primer ministro, Nuri al Maliki. Sus diputados amenazaron ayer con retirarle ese apoyo si, como tiene previsto, se reúne con el presidente George W. Bush la semana que viene en Jordania. Ese paso acabaría con el frágil Gobierno de unidad nacional. El grupo siempre se ha opuesto a la presencia de las tropas extranjeras y ahora trata de sacar el máximo rédito a la matanza del jueves.

Los observadores esperan que Bush discuta con Al Maliki cómo transferir más responsabilidades a los cuerpos de seguridad iraquíes, de forma que las tropas estadounidenses puedan empezar a retirarse. Hasta el momento, las fuerzas iraquíes han mostrado una clara falta de competencia y, lo que es más grave, de lealtad. La mayoría de sus miembros siguen obedeciendo a las milicias de las que proceden. El primer ministro se ha mostrado reticente a tomar medidas contra esos grupos armados debido a que sus patrones políticos le respaldan en el poder.

Las acciones de venganza de los radicales no lograron acallar la violencia que contra ellos ejercen los extremistas suníes. A primera hora de la mañana, en Tel Afar, a unos 50 kilómetros al oeste de Mosul, dos terroristas suicidas se hicieron saltar por los aires en una zona chií y acabaron con la vida de 22 personas. Poco después, en Baquba, una ciudad mixta al norte de Bagdad, presuntos insurgentes dinamitaron la sede del Ejército del Mahdi.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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