Una nueva norma española pone contra las cuerdas el mercado eléctrico ibérico

A un día de la 22ª Cumbre hispano-lusa, que reúne a los jefes de Gobierno en Badajoz el viernes y el sábado, la inquietud sobre el futuro del Mercado Ibérico de Electricidad (Mibel) ha llegado a Portugal. Aunque la reacción oficial es de calma, medios cercanos al Gobierno y las eléctricas dejaron traslucir ayer su preocupación ante la nueva estrategia española, que compromete el actual funcionamiento del incipiente mercado regional. Portugal quiere obtener en Badajoz un nuevo consenso para seguir adelante con el único proyecto político ibérico, una "prioridad nacional" lusa que la nueva realidad energética europea pone en cuestión.

La OPA de E.ON sobre Endesa, el deseo de Bruselas de formar "cuatro o cinco grandes campeones europeos de la energía" y la necesidad de no aumentar más el déficit producido por la regulación de tarifas (España arrastra ya una losa cercana a los 4.000 millones de euros), parecen haber variado sustancialmente la visión española sobre la cuestión energética.

La nueva legislación del mercado mayorista español, cuyo borrador ya ha sido enviado por Industria a la Comisión Nacional de Energía (CNE), planea cambiar el actual reparto bilateral de tareas, consagrado en el Mibel, del sistema de subastas que rige ahora las bolsas de electricidad portuguesa (OMIP) y española (OMEL). Desde julio, Lisboa negocia la distribución de energía ibérica en el mercado a largo plazo, y Madrid se limita a las operaciones del mercado spot (diario).

Ahora, Industria quiere que la española OMEL realice sobre todo contratos bilaterales estables (a plazo) en vez de acudir al mercado diario, que se verá así muy reducido.