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Hereu quiere que la reforma del Camp Nou se haga con consenso político y vecinal

El Barça desea ampliar el estadio y demoler el Miniestadi para construir pisos y un hotel

Àngels Piñol

Si los intereses del Barça coinciden con los de la ciudad, no habrá problema, pero la coincidencia se expresa a través del consenso político (al menos los tres socios del Gobierno) y social, es decir, sin oposición vecinal. Al menos, eso es lo que desea el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu. "El Barça se merece el consenso", dijo a este diario. Lo que el Barcelona quiere es realizar una serie de reformas en sus instalaciones en Les Corts que incluyen la ampliación del estadio en 20.000 localidades (actualmente es de 98.000 asientos), la construcción de un nuevo palacio de deportes que sustituiría al Palau Blaugrana, ya obsoleto, y la demolición del Miniestadi para erigir un hotel y pisos.

Hereu no quiere que se repita la división que provocó la recalificación de Sarrià cuando Iniciativa, pese a formar parte del gobierno municipal, se opuso frontalmente. Una reforma que afecta de modo directo a una parte tan importante de la ciudad tiene que contar, dice, con el acuerdo del gobierno municipal tripartito, formado por socialistas, republicanos y ecosocialistas. Y, preferentemente, opina Hereu, también con el de la oposición: Convergència i Unió y el Partido Popular. "El Barça se merece ese consenso", señaló el alcalde.

El proyecto, la piedra angular del segundo mandato del presidente Joan Laporta, consta de tres patas: la ampliación del estadio en 20.000 localidades (ahora tiene 98.000 asientos), la construcción de un nuevo palacio de deportes que sustituiría al Palau Blaugrana y la demolición del Miniestadi para erigir un hotel y pisos.

El proyecto está aún en fase embrionaria y ni siquiera ha entrado en el registro municipal. Por el momento, sólo ha habido contactos entre ambas partes en los que los responsables del club han expuesto sus ideas con planos y documentos. Y esos contactos se han producido en las alturas, es decir, con Hereu (antes había habido conversaciones con Joan Clos) y con el primer teniente de alcalde, Xavier Casas. Ni siquiera la concejal del distrito, Montserrat Sánchez, ha sido informada por el club. "El Barça casi siempre actúa así", comentaron fuentes municipales, "como si estuviera más allá de la ley".

El Barça dispone de una maqueta del proyecto, no exhibida al público. En el mejor de los casos, toda la tramitación implicaría varios meses y fuentes municipales aseguran que el asunto difícilmente se verá antes de las elecciones municipales del próximo mayo, aunque "no tiene por qué ser necesariamente así", según el propio Hereu, quien, sin embargo, condiciona una mayor celeridad a un acuerdo casi unánime: "Podría hacerse antes. Yo estoy de acuerdo en que la zona se tiene que reordenar. Y si hay un proyecto claro y todo el mundo está de acuerdo, yo estaría de acuerdo en darle luz verde. De lo que se trata es de que nos convenzan".

Charla con Laporta

El alcalde se entrevistó hace unas semanas con Laporta y éste le transmitió que ya habían hablado con las partes afectadas y que tenían que emitir algún tipo de opinión sobre la reordenación, aunque será el consistorio el que marcará la pauta.

El plan de Laporta es diferente al proyecto de Barça 2000, inspirado por Josep Lluís Núñez y que pretendía convertir los aledaños del estadio en un parque temático azulgrana con profusión de elementos comerciales, lo que provocó una férrea oposición vecinal. El plan actual, que incluye la demolición de la valla que rodea el recinto del club para abrirlo a la ciudad -quedaría afectada la avenida Joan XXIII-, es menos faraónico aunque supone más modificaciones del Plan General Metropolitano (PGM) que el de Núñez. La junta de Laporta ha tenido especial cuidado en dialogar con varias partes implicadas, entre ellas los vecinos y la propia universidad.

En principio, el ayuntamiento no ve un problema insalvable en que la ampliación del estadio suponga un aumento de tráfico los días de partido en una zona ya castigada de por sí y parece que los vecinos, en principio, tampoco son contrarios a que en el área se construyan nuevas viviendas. Lo que está claro es que la reordenación comportará compensaciones (equipamientos o zonas verdes) para los ciudadanos del distrito porque "eso ya lo contempla la ley. En Barcelona", recalcó el alcalde, "no se hacen barbaridades. De lo que se trata es de que el proyecto sea bueno para la ciudad, para Les Corts, y de que el Barça pueda consumarlo". El distrito, por su parte, cree que la solución tiene que poner fin a la profusión de autocares en los días de partido.

El club declinó responder a los requerimientos de este diario sobre el asunto.

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