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Los escándalos urbanísticos

"Serenidad, habrá 20 millones de pesetas para cada uno"

La ex concejal Carmen Revilla detalló al juez la moción de censura contra Julián Muñoz y la oferta que Roca les hizo para firmarla

"Tened serenidad, los ánimos en Marbella están muy mal, pero pasará. En cuanto pase todo esto, habrá 20 millones de pesetas para cada uno". Juan Antonio Roca, que urdió y financió la moción de censura que en agosto de 2003 aupó a la alcaldía a Marisol Yagüe habló así a los 14 ediles que protagonizaron aquella operación política. Así consta en un escrito en primera persona sobre la moción de censura entregado al juez Torres por la ex edil Carmen Revilla durante su larga comparecencia del pasado 28 de junio.

- Julián Muñoz, despótico, mezquino y miserable. Revilla facilitó detalles de aquella rocambolesca operación política, bendecida por el ex alcalde Jesús Gil, y que acabó con el mandato de Julián Muñoz "Es un tipo despótico y con las inseguridades propias de los hombres ignorantes y con muy baja autoestima, justo igual que Marisol", escribe la ex edil. Según Revilla, tras ganar las elecciones municipales de mayo de 2003, Muñoz "perdió el norte". "El trato que nos dio a los concejales gilistas fue mezquino y miserable", afirma. "Cuando Julián Muñoz era el alcalde, la persona que mandaba en el Ayuntamiento era [el abogado] José María del Nido", contó la ex edil al juez.

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Poco después de las elecciones, Jesús Gil la llamó y le propuso que "algo habría que hacer". Aseguró que para el fundador del GIL -a quien la ex concejal siempre siguió llamando alcalde-, Muñoz y Del Nido eran unos "saqueadores" y que iban a cometer algo más que un grave error al considerar nulo el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que el Ayuntamiento aprobó en agosto de 1998 y en el que se amparó para dar las licencias ilegales, pese a que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía lo declaró nulo. "Nos matan", dijo Revilla que fue textualmente la expresión de Gil. Aquello también significaba una pérdida de poder para Roca, a quien Muñoz destituyó como gerente de Urbanismo.

Es significativo que el mismo día 31 de julio, después del pleno que aprobó la propuesta de Muñoz de iniciar los trámites para redactar un nuevo PGOU adaptado a la ley, un grupo de concejales gilistas y Roca celebraron una reunión en casa de Gil en la que "se habló por primera vez de la moción de censura". Desde allí, según Revilla, Gil llamó a Carlos Fernández, el concejal del PA a quien en 1997 había expulsado de su partido y le dijo: "Carlos, este tío está loco, con el pajarito (Del Nido) y la Pantoja, hay que quitarlo de ahí".

- "O alcaldesa o nada". El relato de Revilla sobre el acuerdo es esperpéntico. Se planteó si sería alcalde José Luis Garrosa o Marisol Yagüe. "Los demás no querían votar a Marisol de ninguna manera, pero ella, que era alcaldesa o nada", dijo Revilla al juez, al que aseguró también que todos recelaban de Roca. "Todos habíamos sentido el desprecio y las zancadillas de Muñoz, pero que Roca manejase los hilos de la moción molestó mucho a Tomás Reñones, que dijo en un momento: Juan Antonio, esto que hacemos tiene un riesgo considerable para todos nosotros ¿por qué tienes tú que decidir por todos nosotros? Esto lo decidimos nosotros y el precio lo ponemos nosotros. Estoy harto de ir al juzgado con otros compañeros por cosas que has hecho tú y hemos firmado nosotros", relató.

- Un precio muy alto. Según la ex edil, su compañero Antonio Luque llegó a fijar el precio "Dijo que quería 500 millones de pesetas para cada uno. El resto nos quedamos mudos. Roca respondió que los buenos tiempos del urbanismo ya habían acabado y la vaca estaba muy exprimida". En un momento de la declaración judicial, Revilla relató la reunión en la que les prometió 20 millones a cada uno de los 14 concejales. En todo caso aseguró que las promesas de Roca "nunca se cumplieron".

Siempre fue Roca quien llevó las negociaciones con los demás grupos, y del relato de Revilla se desprende que los ediles gilistas no supieron quiénes eran los compañeros de viaje hasta que se los encontraron en la notaría de Estepona donde se firmó el acuerdo. Revilla reconoció que en principio a los gilistas "no les parecía bien" hacer la moción de censura con Isabel García Marcos, la otrora azote de Gil, pero al final decidieron que sí "porque en cualquier caso permitía al GIL mantenerse en el gobierno del Ayuntamiento y eliminar al grupo de Muñoz".

- "Roca pagó la moción". La misma madrugada del 1 de agosto de 2003, ocho afines a Jesús Gil, cinco socialistas -dos se retractaron a la mañana siguiente al ser desautorizados por la dirección del partido- y tres andalucistas firmaron en una notaría de Estepona el acuerdo para la moción de censura. "Roca me dijo en una ocasión que la moción de censura la había costeado él con Judá Binstock", un empresario británico de origen judío. Revilla contó que antes de firmar, Yagüe llamó a la portavoz del PP, Ángeles Muñoz, para que se uniera a la moción, pero no la encontró porque estaba en Suiza esquiando. [En su momento, la portavoz del PP reconoció que este partido fue invitado a participar en la moción de censura contra Julián Muñoz, pero que se negó a mantener conversación alguna porque Roca era quien la organizaba]

Hubo otro escollo, y es que Tomás Reñones, número dos del GIL, no aceptaba que Carlos Fernández fuera segundo teniente de alcalde por delante de él, pero éste cedió. Reñones y Fernández eran enemigos casi irreconciliables desde que el ex futbolista denunciara en 1996 al entonces concejal del GIL por malversar dinero de la Unión Deportiva San Pedro. En diciembre del año pasado, Fernández fue condenado por ello a dos años de prisión.

- "Todos enemigos de todos". Desde el principio, el nuevo equipo de gobierno se caracterizó por los recelos. "Todos eran enemigos de todos", describió Revilla al juez. "Roca tenía chanchullos con Marisol, Isabel y Victoriano Rodríguez, pero separadamente y creo que ninguno conocía con exactitud los líos económicos que tenían unos con otros, relató. Revilla dio algunos detalles, como una reunión en la que García Marcos llamó "enano, ególatra y no sé cuantas cosas más" a Roca tras comprobar que la había engañado en la permuta de un edificio que fue sede sindical y de Radio Nacional de España. Y más: "Roca mentía a Marisol y a Isabel, las ponía como trapos, y creo que se encargaba de dividir". Un día antes de ser detenido, Roca dijo a Revilla que estaba harto y que "con estas dos no voy ni a la esquina, una es una frívola y una burra, y la otra un elemento de cuidado".

Y concejales como Tomás Reñones o Rafael Calleja estaban hartos de Roca y de que por su culpa se vieran implicados continuamente en causas judiciales por licencias de obras.

La versión de Revilla es que Roca echó del gobierno a los tres concejales andalucistas porque entendía que Carlos Fernández había iniciado una campaña electoral por su cuenta. Dijo haber oído una conversación de Roca con José Hidalgo, presidente de Globalia, y Lorenzo Sanz para impedirles ir a una reunión con Fernández. "Como vayáis a cenar a su casa, aquí no vengáis a arreglar nada", dijo que les amenazó.

Y también Roca rompió con Gil. Según Revilla, poco antes de morir, el ex alcalde le confesó que había pedido dinero prestado a Roca y que éste le exigió como garantía la sede del Club Financiero.

Revilla reconoció haber cobrado unos 240.000 euros en sobres y quedó en libertad bajo fianza.

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