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La visita de Obiang origina tensiones entre el Gobierno, la oposición y el Congreso

Moncloa y el presidente de la Cámara se contradicen sobre la cancelación de la visita a las Cortes

La visita del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, ha provocado malestar y desmentidos entre el Gobierno, la oposición y el Congreso. El detonante fue la cancelación de la visita de Obiang a la Cámara baja, decisión de la que nadie se ha querido hacer responsable. La Moncloa afirma que fue el presidente del Congreso, mientras que éste asegura que la orden la dio Exteriores, al tiempo que partidos como ERC, IU y PNV dicen que su protesta generó la decisión. A pesar de todo, el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, defendió la visita como necesaria para la democratización de Guinea.

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La suspensión de la visita de Obiang al Congreso de los Diputados para firmar en el libro de honor, como hacen todos los jefes de Estado que visitan España oficialmente, provocó ayer una serie de contradicciones entre los protagonistas. Manuel Marín, presidente del Congreso, anunció el martes por la noche a los portavoces que la visita a la Cámara baja había sido cancelada por decisión del Ministerio de Asuntos Exteriores. Las críticas de algunos grupos minoritarios, especialmente IU, ERC y PNV, auguraban que el encuentro podía complicarse. Fuentes próximas a Marín confirmaron anoche que es Exteriores quien fija la agenda del mandatario y quien puede modificarla.

Fuentes gubernamentales señalaron, sin embargo, que esa suspensión era una decisión que correspondía a la Cámara y negaron que existiera ningún tipo de orden de Exteriores. Se limitaron a asegurar que la suspensión de la visita se había producido "por motivos de agenda", pero sin especificar cuáles. Obiang lo achacó a "problemas internos" de España.

La accidentada visita también provocó otra ronda de desmentidos por el encuentro que mantuvo Obiang con Mariano Rajoy, el líder del PP, un partido que en los últimos días había criticado la invitación al presidente guineano. El PP sostuvo que el encuentro se había acordado a última hora porque Exteriores así se lo había solicitado al propio Rajoy. Fuentes gubernamentales desmintieron "radicalmente" que el Gobierno tuviera ninguna voluntad política especial para que Rajoy se viera con Obiang, y señalaron que sólo se había seguido el protocolo habitual en una visita oficial, la primera que realiza Obiang, puesto que los anteriores encuentros en La Moncloa con José María Aznar -hasta tres- habían tenido carácter privado o enmarcado en la celebración de cumbres internacionales. El PP amenazó con presentar pruebas si La Moncloa no retira ese desmentido.

A pesar de la polémica en torno a Obiang, Moratinos defendió enérgicamente la visita del presidente ecuatoguineano. "La política exterior tiene dos objetivos: defender los valores y principios democráticos, y defender los intereses españoles. Y para lograr ambas cosas en Guinea tenemos que estar más cerca", enfatizó el ministro. Moratinos parecía convencido de que sólo a partir del "diálogo y el acercamiento" se puede estimular la "modernización" de Guinea, y no mediante maniobras para desestabilizar o derrocar al régimen.

Tras verse con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, Obiang asumió dos compromisos. Probablemente las dos promesas que quería oír el ministro Moratinos. Por una parte, la liberación de todos los presos políticos de su país. Fuentes gubernamentales explicaron que Obiang no ha marcado ningún plazo para cumplir esa promesa, y ni siquiera ha cifrado cuántos son los presos políticos que liberará, aunque subrayaron que Zapatero considera "determinante" este compromiso.

Las mismas fuentes admitieron que en otras ocasiones el guineano ha incumplido sus compromisos, aunque señalaron que en esta ocasión la promesa se produce después de que Obiang liberara en junio a 41 presos políticos. Además, recientemente ha firmado una ley sobre prevención de la tortura y otra para incrementar la transparencia en el manejo de fondos públicos.

El segundo compromiso es la invitación a que comisiones parlamentarias españolas visiten Guinea con la frecuencia que deseen para comprobar los pasos que Obiang asegura estar dando hacia la democratización plena del país.

El régimen de Obiang ha puesto a Guinea Ecuatorial entre los siete países más corruptos del mundo, según Transparencia Internacional, y a la mayoría de los ecuatoguineanos en la miseria, mientras podrían estar disfrutando de una renta per cápita similar a la de países en desarrollo avanzados.

A las penurias económicas de la población hay que sumarle la grave situación de los derechos humanos. Nadie se sorprendió ayer cuando un grupo de opositores a Obiang le gritaron "asesino", mientras el presidente rendía homenaje a las víctimas del 11-M en el Bosque de los Ausentes. Eran pocos y la policía española los mantuvo a buena distancia, pero ahí estaban.

"Tiene cojones, tantos muertos sobre sus espaldas y viene a traer flores aquí", espetó Honorato Mao, líder del opositor Movimiento de Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB).

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