Algo bueno en el camino
El 7 de noviembre de 2006 he presenciado una concentración de profesores de institutos y primaria. El motivo ha sido apoyar a un compañero al que, por sentencia judicial, se le ha condenado tras ser acusado de vejaciones a un menor, por llamarle "gilipollas". Sólo cabe el respeto a las instancias judiciales y alegar en caso de desacuerdo. Lo que realmente me ha llamado la atención es que este hecho haya sido la chispa para concentrar a miles de profesores; gente de mi generación en mayoría, que estuvimos sometidos a un sistema educativo "malo", del cual nos avergonzamos. Estas generaciones que rehuimos del pasado de aquella mala educación curiosamente, y en su mayoría, no padecemos traumas psicológicos atribuibles a nuestro paso por las aulas como alumnos. Lo que sí está claro es que los que hoy han vuelto a ellas, pero como profesores, en un grado más que preocupante, están "traumatizados" psicológica y físicamente, temerosa y desmotivada.
¿Por qué nos esforzamos en mirar hacia adelante sin tornar un poco la vista atrás, por si acaso nos hemos dejado algo bueno en el camino? Creo que progresar y ser progresista no está reñido con retroceder un paso, o dos, si con ello vamos a avanzar por un camino más seguro. No tenemos que avergonzarnos del pasado, por mucho que nos duela.
Llamar gilipollas a un menor no está bien, pero que en cuestiones serias como es la educación hagamos el gilipollas los adultos es aún más perjudicial para las generaciones que vienen detrás y a las que se pretende enseñar y educar. Mala herencia les vamos a dejar.- Rafael Díaz García. Almendralejo, Badajoz.
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