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Un servicio sacrificado en el altar de la alta velocidad

Cercanías y sus usuarios están sufriendo el AVE por partida doble: la consecuencia de las obras, hechas a un palmo de terreno del lugar que necesitan los trenes para pasar y, lo que es más grave, el aplazamiento de las soluciones porque, se suponía, iban a quedar resueltas por la magia de la alta velocidad. Cercanías funciona al límite de su capacidad. Los trenes son antiguos y cortos, de modo que van llenos a rebosar en hora punta. Y resulta difícil ampliar la frecuencia porque las vías están ocupadas. Tan ocupadas que, algunas, ni siquiera existen. En Sants, estación que debe adaptarse a la nueva situación, se están haciendo obras que suponen, de oficio, eliminar dos vías de modo constante.

Es decir, que en vez de crecer, como hacía el pasaje, los servicios de Cercanías han tendido a comprimirse al máximo, y no lo han hecho más porque Josep Manau sabe lo que suponen para el área metropolitana porque nació en ella y en ella vive. Hace apenas un mes y medio, un alto cargo de Renfe lamentaba no haber podido "cerrar Sants" para hacer las obras con tranquilidad. Lo decía como hipótesis sin darse cuenta de que era imposible.

Cercanías había fiado su crecimiento a la línea de alta velocidad. Una vez construida, los trenes de larga y media distancia, que ahora comparten vía con los de Cercanías, pasarían a las vías de ancho europeo dejando espacio para una mayor frecuencia. De modo que las inversiones en Cercanías eran menos urgentes. Además, la previsión era que el AVE estuviera listo en 2004. El mes que viene acaba 2006, el AVE no ha llegado a Barcelona y los Cercanías no han podido aumentar su frecuencia.

Cien millones de usuarios

Y sin embargo, han seguido ganando pasaje, aunque menos en los últimos meses, debido a los problemas de las líneas, pero en cualquier caso, sigue creciendo incluso así, por pura necesidad de la población. En el periodo de enero a octubre de este año han utilizado los trenes de Cercanías de Barcelona 101.942.000 pasajeros. Medio millón más que en el mismo periodo del 2005. El crecimiento, por lo tanto, ronda el 0,5%.

El AVE, al que tantos esfuerzos se dedican, puede llegar a transportar, dentro de un tiempo nada corto, unos 14 millones de personas al año. Menos que los usuarios de cercanías en dos meses. En su momento sólo una formación hizo estos cálculos, Iniciativa per Catalunya Verds. El actual portavoz del futuro grupo parlamentario de ICV, Joan Boada, se quedó muy solo defendiendo que el tren normal merece más atención que el extraordinario.

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