China abre un centro de diagnóstico gratuito de sida
Pekín ha abierto la primera clínica de China donde se realizan de forma gratuita y anónima las pruebas para detectar el virus del sida. La decisión revela la creciente voluntad del Gobierno de afrontar un problema que negó durante años. Quienes quieran acudir al centro tendrán que inscribirse previamente en una página web, pero serán tratados sin necesidad de identificarse. En China, la sanidad, tanto privada como pública, es de pago.
Si la prueba del sida da positivo, el paciente podrá integrarse en el programa nacional gratuito para enfermos de sida, que acoge a 26.000 personas. Según estimaciones del Gobierno, el país cuenta con 650.000 portadores del VIH, de los cuales 65.000 han desarrollado la enfermedad.
La clínica, que también ofrecerá chequeos y tratamientos para otras afecciones de transmisión sexual, registró el pasado miércoles -día de su apertura- más de 500 inscripciones en su web. "Al mismo tiempo que China avanza, lo hacen sus servicios médicos. Esperamos que este programa ponga de relieve el derecho a la medicina de que disfrutan los gays", ha dicho Xiao Dong, responsable de una ONG del distrito de la capital donde se ha abierto el centro sanitario, según el diario China Daily, que, en una muestra de la discriminación que sufren los homosexuales en el país asiático, asegura que se trata de "una clínica para gays".
El centro, no obstante, supone un avance en un país que durante años negó la existencia del sida. Cuando en junio de 2002 la ONU advirtió a Pekín de que si no tomaba medidas drásticas, para 2010 tendría 10 millones de afectados por el VIH, el Gobierno reaccionó con desdén y escepticismo. Pero pocos meses después, con ocasión del día mundial del sida, lanzó una campaña para luchar contra la enfermedad.
Desde entonces, China ha estrechado su colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Onusida (el organismo de la ONU que lucha contra la epidemia); ha incrementado los fondos para prevención y tratamiento, ha abierto centros para drogodependientes y ha intensificado los esfuerzos para luchar contra el estigma social. Sin embargo, miles de enfermos siguen sin poder acceder a medicinas, y la enfermedad continúa en la sombra, en una sociedad donde el sexo y las drogas son tema tabú.
El 45% de los seropositivos en China se ha contagiado por la vía de las drogas. Pero los expertos han advertido de que la prostitución rampante y la poca conciencia sobre cómo mantener relaciones sexuales de forma segura amenazan con extender la enfermedad a la población general. El 43,6% de los 70.000 nuevos casos de VIH que se produjeron el año pasado fueron por la vía sexual.
Las estadísticas oficiales afirman que en China existe un millón de drogodependientes, pero algunos expertos aseguran que la cifra es de 10 millones. Para luchar contra el problema, especialmente grave en las provincias del sur, las autoridades han abierto centros de intercambio de jeringuillas (se prevé pasar de los 91 que existían en 2005 a 300 para finales de este año), y de tratamiento con metadona (sustituto de la heroína). Este último programa fue iniciado en 2003, y actualmente cubre alrededor de dos tercios de las 31 provincias y regiones chinas. A finales de septiembre pasado funcionaban 307 de estas clínicas. El precio de una dosis de metadona es de 10 yuanes (un euro).
Xiao afirma que la clínica pequinesa, que se financia con fondos oficiales, abrirá servicios también en tres hospitales de la capital. Sus responsables entregan a quienes acuden a hacerse las pruebas una tarjeta de teléfono móvil de 50 yuanes (cinco euros).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.