"Hay una cierta banalización del divorcio"
El psicólogo forense José Manuel Aguilar (Madrid, 1968) participó recientemente en San Sebastián en unas jornadas de mediación familiar organizadas por la Federación de Euskadi de Madres y Padres Separados (Kidetza), donde defendió la custodia compartida de facto.
Pregunta. Recuerde qué es la mediación familiar.
Respuesta. Es un intento de conseguir por vía extrajudicial un acuerdo entre dos partes que tienen un conflicto, en este caso una separación o un divorcio, para decidir sobre determinadas cuestiones, como los hijos.
P. ¿Qué ventajas ofrece la mediación frente a la vía judicial?
R. Es mucho más barata y evita dejar tu vida en manos de terceros. El sistema judicial, tal y como está montado, potencia el conflicto: está la parte y la contraparte. Si organizamos un escenario en el que hay dos frentes, lo más normal es que haya una guerra, mientras que si potenciamos el diálogo estamos ante una cultura de resolución de problemas totalmente distinta. En una guerra gana el que tenga mejores armas. En una negociación, ambas partes tienen que ceder.
"El sistema judicial, tal y como está montado, potencia el conflicto
P. ¿Qué es el síndrome de alineación parental, sobre el que usted ha publicado un libro?
R. Es una patología de tribunales, del mismo modo que la silicosis es una patología de mina. Y surge en los menores cuando sus padres protagonizan una ruptura contenciosa. Uno de los progenitores educa a sus hijos en el odio hacia el otro, hasta que los niños interiorizan esas inculcaciones maliciosas y son ellos mismos los que dicen que no quieren verle.
P. ¿Esto no ocurre con la mediación familiar?
R. Puede haber algún caso, pero, en general, no. En toda separación hay rabia, frustración,... pero es muy distinto a una campaña sistemática contra el otro.
P. ¿Los hijos siguen siendo moneda de cambio en muchas separaciones y divorcios?
R. Sí, sin ninguna duda. Si los hijos siguen siendo la llave para tener la pensión y la vivienda, fomentaremos que los niños sigan siendo moneda de cambio. Euskadi es la comunidad española con menor conflictividad familiar. ¿Por qué? Porque Kidetza ha potenciado la mediación y la custodia compartida, y dentro de ésta, el reparto de bienes.
P. ¿Está entonces a favor de la custodia compartida de facto, no recogida en la nueva ley del Divorcio aprobada en 2005?
R. Sí. Cuando una pareja está casada tiene la custodia compartida. No tiene por qué cambiar la situación si se separa. Hoy, ambos miembros de la pareja trabajan y deberán repartirse el asunto. La custodia compartida se movió en Francia por la izquierda y el centro izquierda. En contra estaban la derecha y las feministas radicales, que consideran a los hijos la llave del poder económico.
P. ¿Qué filosofía defiende la custodia compartida?
R. La igualdad de corresponsabilidad parental. Tiene que haberla antes, durante el matrimonio y después. La gente que se separa ahora ronda los 40 y, en general, ha sido educada en valores y tiene una cultura media.
P. Los detractores de la custodia compartida suelen apuntar un comportamiento distinto de los hombres.
R. La gente, cuando se divorcia, muta. Una mujer puede decir: "Estoy soltera, voy a hacer cosas que no hacía". Y un hombre: "Cojo mi papel como padre o no soy nadie para mi hijo".
P. ¿Qué balance hace de la nueva ley del Divorcio tras más de un año de su aprobación?
R. Ha reventado las cifras de divorcios. Mucha gente que antes no quería meterse en líos pensando que el proceso iba a durar dos o tres años, ahora se ha decidido a divorciarse, porque se resuelve en unos meses. Se está produciendo una cierta banaliza-ción, como es tan fácil... Falta una cultura de educar a la gente en pareja, de empujar una relación cuando se está apagando. La cultura actual es la cultura de lo fácil: nadie arregla algo que se ha roto, lo cambia. No hay valor de sacrificio. Y no estoy hablando de la resignación cristiana de "para toda la vida". Estoy hablando del esfuerzo, de la implicación, del vamos a hablar para intentar solucionar la situación.
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