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El tamaño de nuestra solidaridad

Eduardo Madina

Entre los días 16 y 21 de octubre se celebró en multitud de países la semana de lucha contra la pobreza, una iniciativa que en nuestro país tuvo una incidencia muy especial. La participación de la sociedad civil en las múltiples manifestaciones que se desarrollaron en esos días apuntan el tamaño exacto del compromiso de nuestra sociedad con la lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo.

Aquella semana sirvió para recordarnos a todos, por la vía de la reivindicación social, que el desafío de la pobreza y la agenda del milenio siguen llamando a nuestra puerta con la fuerza de los más de mil millones de seres humanos que viven en el mundo con menos de un dólar al día. Lo cierto es que, por primera vez en España, este tipo de campañas no nos coge con las manos vacías. El esfuerzo que el conjunto de nuestro país está haciendo en los tres últimos años por cumplir con los Objetivos del Milenio no tiene precedentes en toda la historia de la democracia española.

Nuestra ayuda oficial al desarrollo ha pasado de 1.985 millones de euros en 2004 a algo más de 4.200 con los Presupuestos de 2007
España es hoy uno de los primeros países en esfuerzo por aumentar la calidad y los recursos destinados a cooperación al desarrollo

Nuestra ayuda oficial al desarrollo ha pasado de 1.985 millones de euros en el año 2004 a algo más de 4.200 con los Presupuestos Generales del Estado de 2007. Más del doble en tan sólo tres años. Nuestra solidaridad internacional ya es hoy predecible y está consolidada y sostenida en el tiempo. El proceso de modernización que está viviendo en estos años la coloca en el sendero correcto del 0,5% de nuestra renta nacional bruta cuando la presente legislatura termine y de la vieja reivindicación del 0,7% para el año 2012. Tres años antes de la fecha acordada para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, nuestro país habrá cumplido con la palabra empeñada.

Para un mejor análisis de la orientación geográfica de la ayuda conviene hacer un repaso por regiones. Así, África subsahariana multiplicó por tres los recursos recibidos en tan sólo dos años y superó los 400 millones de euros de ayuda al desarrollo española en 2006; en 2007, la ayuda supera ya los 600 millones de euros. En cuanto a América Latina, la previsión de inversión española en desarrollo supera los 700 millones de euros y constituye en la actualidad un nuevo máximo histórico de solidaridad con este continente.

En el marco multilateral de la ONU, España ha incrementando sus contribuciones para alcanzar un nivel de esfuerzo que estuviera en consonancia con su peso económico en el escenario internacional. Si en 2004 las contribuciones españolas a organismos internacionales no financieros alcanzaron los 90 millones de euros, en 2006 superaron los 300 millones. Es decir, que en tan sólo dos años se multiplicaron por tres. Para 2007 la previsión en estas contribuciones es superior a los 700 millones de euros.

En materia de calidad de la ayuda, nuestro país, alineado con la Declaración de París sobre eficacia de la ayuda, ha elaborado de forma clara por primera vez Documentos de Estrategia País y Documentos de Estrategia Sectorial para el establecimiento de prioridades de desarrollo pactadas con el país receptor. Esto ha permitido incorporar los compromisos de armonización, alineamiento y apropiación como principios básicos que definen las prioridades y criterios de intervención de las políticas desarrolladas en los países en los que la cooperación española está presente.

La mejora espectacular de la cooperación española responde a los esfuerzos de la sociedad civil, del Gobierno central y de la cooperación descentralizada de los ayuntamientos y comunidades autónomas, y han hecho que España sea hoy uno de los primeros países del mundo en esfuerzo por aumentar la calidad y los recursos destinados a cooperación al desarrollo. Los nuevos registros alcanzados son ya una evidencia reconocida por gobiernos de distinto color, Comité de Ayuda al Desarrollo, Unión Europea y Naciones Unidas.

El éxito de aquella semana de campañas contra la pobreza encuentra por fin en España el marco de un país comprometido que debe seguir mejorando en los recursos destinados y en los instrumentos utilizados. Así, en los Presupuestos Generales del Estado se ha consagrado por primera vez una partida superior a 600 millones de créditos FAD (Fondo de Ayuda al Desarrollo) para que sea el Ministerio de Exteriores y de Cooperación el que tenga la iniciativa de gasto de este montante en modelos de donación a instituciones internacionales. De esta forma, se evita que estos FAD generen deuda en los países receptores. En conjunto, el Fondo de Ayuda al Desarrollo supone con estos presupuestos menos del 9,8% del conjunto de la ayuda oficial al desarrollo bilateral española. Nuevamente, un record histórico en un modelo de cooperación que, paso a paso, va priorizando la ayuda no reembolsable frente a la reembolsable.

Por otro lado, el Gobierno ya tiene sobre su mesa la reforma de la Agencia Española de Cooperación Internacional, el principal instrumento con el que cuenta la cooperación española para desarrollar programas y proyectos y estar presente en el mundo. La base de la reforma consiste en hacer que este instrumento sea más flexible y más moderno y que esté preparado para ejecutar un volumen de ayuda que el año que viene habrá alcanzado el 0,5% de nuestra RNB y que destinará a la Agencia niveles elevadísimos de recursos públicos para su ejecución.

Con todo, España está dando en estos años los pasos necesarios para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, convirtiéndose en un ejemplo a seguir para otros países del mundo.

Eduardo Madina es portavoz de Cooperación Internacional al Desarrollo del PSOE en el Congreso de los Diputados.

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