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Muere el último 'malo' de Hollywood

El actor Jack Palance, de 87 años, falleció ayer en su domicilio de California

Jack Palance, uno de los rostros que encarnaron al eterno 'malo de la película', falleció ayer en Montecito (California) a los 87 años por causas naturales. En su filmografía hay más de 100 títulos entre ellos Raíces profundas, Bagdad café o la famosa parodia de sí mismo City Slickers (Cowboys de ciudad), con la que en 1992, a los 70 años, obtuvo por fin el premio oscar, al que había sido candidato en otras dos ocasiones.

Fue uno de los momentos más memorables de la historia de Hollywood, cuando, tras recoger la estatuilla, Jack Palance se lanzó al suelo y se puso a hacer flexiones con un solo brazo para demostrar su excelente forma física. "Esto es realmente sencillo. En cuanto a las flexiones hechas con dos manos, podría pasarme toda la noche haciéndolas, y lo cierto es que daría igual que hubiera chica o no" espetó entre flexión y flexión. El conductor de aquella gala, el cómico Billy Cristal, se dedicó a hacer variaciones sobre la broma a lo largo de toda la ceremonia, convirtiéndola en una de las más divertidas que se recuerdan.

Nacido en Pennsylvania en 1919, con el nombre de Vladimir Palaniuke e hijo de un minero ucraniano, Palance fue boxeador profesional en la categoría máxima antes de incorporarse a las fuerzas armadas en los primeros años de la década de 1940.

Su carrera como actor arrancó sobre los escenarios de Broadway, adonde se subió por primera vez con la obra The big two, en la que apenas pronunciaba una frase y ni siquiera lo hacía en inglés, sino en ruso. Corría la segunda mitad de la década de los cuarenta y Palance se mantenía como podía: vendía perritos calientes, era cocinero, camarero y salvavidas. Pero todo cambió en 1950, al convertirse en el sustituto de Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo. El director de la obra, Elia Kazan, no sólo lo convirtió en otro memorable Stanley Kowalski, sino que poco después le ofrecía su primer papel de 'malo' como asesino en la película Pánico en las calles. Blackie sería el primero de muchos asesinos memorables.

Y el mundo no tardó mucho en descubrir su talento: en 1952 Jack Palance conseguía la primera de sus tres candidaturas al oscar como secundario por Sudden Fear, una película en la que el actor aterrorizaba a Joan Crawford. Un año más tarde volvía a aspirar a la estatuilla con Shane, un western legendario en el que interpretaba a Jack Wilson. Ese fue el papel que cimentó su carrera como amenaza permanente dentro del celuloide, donde interpretó entre otros a Jack el destripador. No obstante, Palance siempre fue un actor de reparto, aunque su capacidad para darle vida a personajes malévolos le convirtió en un clásico del género.

Siempre fue un tipo peculiar e iconoclasta. Se le recuerda también por lo directo de sus palabras. "Casi todo lo que he hecho ha sido una porquería" confesaba una vez en una entrevista en la que tampoco tuvo reparo en asegurar que la mayoría de los directores con los que había trabajado eran una panda de incompetentes. "A muchos de ellos ni siquiera les deberían haber dejado dirigir el tráfico" dijo en la misma entrevista.

Su constitución física le llevó desde muy joven al deporte y en realidad nunca creyó que lograría ser actor. Estudió periodismo en la Universidad de Stanford pero durante la carrera comenzó a actuar en el grupo de teatro local y poco antes de licenciarse decidió abandonarlo todo y dar el salto a Nueva York para estudiar interpretación. "Siempre había querido expresarme a través de las palabras pero siempre pensé que era demasiado grande para ser actor. Pensaba que actuar era cosa de hombres pequeños".

Su fallecimiento ocurrió un mes después de que el actor subastara alrededor de 3.000 objetos de su rancho en California, entre los que se incluían automóviles, sillas de montar y los trajes que había lucido en las películas en las que actuó.

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