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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Visiones de Cristóbal Serra

Éste es el libro favorito o esencial de Cristóbal Serra y el que le ha acompañado durante su larga vida como escritor, que he seguido con mis críticas a veces, por lo que puedo resumirlo hoy haciendo un poco de historia: lo había leído a trozos, salteado como su literatura, en los primeros libritos que publicaba Tusquets, y fue por una carta de su editora Beatriz de Moura, de 1980, en la que me decía que Serra le había comunicado la muerte de Juan Larrea en Argentina, de lo que nadie se había enterado entre nosotros, lo que me valió de Juan Luis Cebrián, mi director de entonces en estas mismas páginas, una buena bronca por no haber publicado a tiempo la noticia, pues ése era resultado de nuestra ignorancia: Juan Larrea (1895-1980) era el gran desconocido de la generación del 27, al que pertenecía por derecho propio pese a la publicidad que le dio al principio su amigo Gerardo Diego, a la que se le había unido después desde Mallorca su amigo lejano Cristóbal Serra, que ya había publicado su antología Ángulos de visión, centrada en la misteriosa obra profética de Larrea, en la misma Tusquets en 1979.

LA FLECHA ELEGIDA

Cristóbal Serra

Edicions Cort

Palma de Mallorca, 2006

500 páginas. 14 euros

A sus 84, Cristóbal Serra (Mallorca, 1922), nuestro gran "micrólogo", acaba de ser investido en el otoño pasado doctor honoris causa por la Universidad de las Islas Baleares, y en su honor se ha plantado una higuera -árbol ambiguo, por hermafrodita- en el jardín. No sé si estos homenajes tardíos lograrán que este humilde y modesto escritor salga de la áurea mediocritas que le ha rodeado siempre, a pesar de los elogios de algunos grandes -como Octavio Paz, Pere Gimferrer, Juan Larrea, José Bergamín o Joan Perucho-, pues siempre ha visto sus numerosos libros publicados por pequeñas editoriales y parecen haberse perdido en el piélago del mercado. Pero Cristóbal Serra es un gran escritor, un artista y un poeta enmascarado debajo de una cultura inmensa y global, dispersa y fragmentaria, creador de una "literatura salteada" que ha hecho siempre "de la brevedad bandera", pero de acceso sencillo, discreto, humilde, transparente y de una innegable originalidad.

Ya ha publicado más de veinte libros de creación y sigue adelante tras haber recopilado su "obra completa" de los nueve primeros en el grueso volumen Ars Quimérica (Bitzoc, 1996), en una especie de homenaje a Ramón Llull, pero ni los honores, ni los homenajes que se le han tributado desde entonces le han arredrado, pues ha publicado otros 11 hasta llegar a este final, La flecha elegida, que aparece ahora como un proyecto finalmente realizado, como el libro que resume toda -o casi- su vida. Pues se trata de sus primeras y últimas visiones de toda su vida, de una relectura de la Biblia que le ha acompañado desde siempre.

La primera vez que vi este título, como un anticipo de su publicación, fue en la primera gran antología de su obra, La soledad esencial (Gobierno de Baleares, 1987), introducida por Basilio Baltasar -su gran editor después de Beatriz de Moura-, Carlos Garrido, Eduardo Jordá y José Carlos Llop, un gran volumen encuadernado, con buena selección, bibliografía y lo que denomina "textos quebrados", entre los que casi al final aparecen 14 páginas así tituladas, La flecha elegida, que muestran los años que este proyecto le ha ocupado hasta hoy, 20 en total.

Y sin embargo, aquel texto inicial no es el que ahora se publica, pues fue recogido en otro libro anterior, Las visiones de Catalina de Dülmen (2002), una versión de las visiones que el poeta romántico alemán Clemens Brentano recogió de la propia mística Anna Katharina Emmerick, la "monja de las llagas" de finales del XVIII y principios del XIX. Éste es el verdadero origen del que ahora aparece, mucho más ampliado y definitivo, y que puede ser la obra de una vida entera, la que muestra la unidad que la ha presidido y la de su obra también, las profundas raíces cristianas de su obra. Pues aunque las "visiones" de "la vidente" vienen frecuentemente aludidas en el texto, éste circula mucho más amplio y reposado, en el interior del mundo judío, proyectado en la vida y obra de Jesucristo y su pasión y muerte al final.

¿Cristiano, Serra? Ésta es la unidad fundamental que rige la vida y obra de Cristóbal Serra, una diáspora que lo reúne todo, su labor incansable de profesor de lenguas, incansable traductor del inglés, del francés y hasta del chino, ensayista de todos los temas, creador y crítico siempre, existencialista, surrealista, místico heterodoxo y admirador de todas las heterodoxias, taoísta en el fondo, clásico y experimental y satírico siempre. Y que acaba de superar un grave accidente de salud tras recibir el gran homenaje (me llamó para contármelo y yo se lo cuento a ustedes) que les he contado también. La literatura nunca cesa.

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