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Los promotores expresan malestar y preocupación ante el desarrollo de las nuevas leyes urbanísticas

Una jornada organizada por la Federación de Promotores Inmobiliarios de la Comunidad Valenciana sobre el nuevo reglamento de paisaje derivado de la Ley de Ordenación Territorial puso de relieve ayer el malestar y preocupación del sector en torno al desarrollo de las leyes urbanísticas aprobadas a lo largo de los dos últimos años.

Benjamín Muñoz, secretario general y portavoz de la federación, recordó que el conjunto de normas que afectan al territorio y el urbanismo que impulsó Rafael Blasco cuando era consejero de Territorio y Vivienda son tan avanzadas y restrictivas que no tienen parangón "ni en España ni en Europa" y "nunca habrían sido aprobadas por un gobierno de izquierdas porque la derecha no lo habría consentido".

Un promotor define el reglamento de paisaje como "una auténtica ruleta rusa"

El reglamento del paisaje, que fue publicado el pasado mes agosto, establece que cualquier proyecto urbanístico debe ajustarse a un "catálogo" de "hitos paisajísticos". Sonia García Crespo, del equipo técnico de la consejería, citó "una loma, una ermita, una masa forestal" como posibles hitos. Su relevancia se establecerá a partir de tres factores: "La calidad atribuida por los expertos, las preferencias visuales manifestadas por las poblaciones concernidas y la visibilidad de los mismos", reza el texto del reglamento.

La pretensión del legislador es cuidar "el entorno", según explicó Felipe Espinosa, gerente del Instituto Valenciano de Vivienda SA, quien clausuró la jornada en representación del actual consejero de Territorio y Vivienda, Esteban González Pons. Espinosa aludió a países como Suiza o Alemania donde el viajero "tiene la impresión de que todo está acabado" como modelos a seguir. "El reglamento persigue conservar los valores paisajísticos que alberga la Comunidad Valenciana", sentenció.

Pero el peso concedido a la opinión de los vecinos en el trámite de alegaciones a cualquier proyecto urbanístico introduce un elemento de incertidumbre peligroso en opinión de varios promotores. "El vecino cuyos terrenos sean parte de un proyecto dirá 'qué bonita queda esta urbanización", comentó un empresario, "mientras que el paisano que quede fuera del plan denunciará 'ya no veré el campanario, o la fuente, o lo que sea". "Este reglamento es una auténtica ruleta rusa", apuntó otro empresario, "si caes con un salvem olvídate, a partir de ahora, en lugar de buscar suelo en sitios bonitos habrá que comprar vertederos".

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Benjamín Muñoz describió cómo el nuevo cuerpo legislativo y los reglamentos aprobados hasta la fecha obligan a los promotores de cualquier proyecto urbanístico "a adaptarse a 1.059 artículos importantes al margen de los que son paja". "Los promotores organizamos jornadas para formar a nuestros técnicos", dijo, "los técnicos de los ayuntamientos de las tres capitales tardarán en torno a tres años en adaptarse a las nuevas leyes, pero en los ayuntamientos pequeños, dónde el arquitecto municipal pasa por el pueblos dos horas el viernes por la mañana, o se organizan cursillos desde la Generalitat o tardarán doce años en ponerse al día".

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