El director Otar Iosseliani crea una fábula sobre el aprendizaje de la vida en la madurez con su película
El director de cine georgiano Otar Iosseliani ha creado una fábula sobre el aprendizaje de la vida en la madurez con su película Jardins en automne, que se presentó ayer en Sevilla Festival de Cine. El cineasta georgiano, que reside en París desde sus años de exilio por el régimen soviético, lamentó las dificultades de distribución que tienen películas como las suyas.
"La censura está en todas partes y lo más terrible es la censura que viene del público", apuntó Iosseliani. Jardins en automne es una película que ha terminado de rodar hace muy poco y que apenas se ha exhibido en otros festivales. Jardins en automne cuenta la historia de un ministro que, al perder su cargo, es abandonado por su mujer y comienza una nueva vida en la que redescubre placeres sencillos y retoma el contacto con personas a las que había olvidado, en un aprendizaje tardío de las cosas importantes.
Ioselliani la definió como una película "política sólo en el sentido etimológico, ya que habla de la polis, de cómo la gente coexiste, cohabita y de cómo los funcionarios pierden su tiempo al no dedicarse a vivir la vida". Y sentenció: "estar encerrado entre cuatro paredes y dirigir el mundo desde allí no es vivir".
El director se quejó del cine que hoy copa gran parte de la cartelera y las parrillas televisivas. "Las películas de Buñuel, L'Atalante, de Jean Vigo, o Milagro en Milán, de Vittorio de Sica, hoy no llenarían las salas", apuntó Iosseliani, "por las artimañas de Hollywood, que ha conseguido transformar a una juventud desafortunada para que no quiera ver estas películas".
Iosseliani quiso también definirse finalmente como "optimista", y señaló que había hecho una película "sobre las cosas buenas de la vida". "A pesar de todos los tipos de censura, nos las apañamos para seguir haciendo cine", comentó el director georgiano.
Considera este director que la época actual es una de las peores que se han vivido. En otra ocasión afirmó: "Si hablamos de la antigua comedia griega, de Aristófanes, nos damos cuenta de que su época no era tan mala como la nuestra. Ni siquiera la época de Molière era tan mala. Eurípides o Sófocles escribían tragedias por falta de auténticas tragedias en sus vidas". "En cada uno de nosotros existen cosas que detestamos profundamente. Por ejemplo, yo no soporto la vulgaridad de los políticos", dijo entonces. Tampoco se considera un pesimista. "Si uno es pesimista, no hace nada", comentó en aquella ocasión el cineasta georgiano.
Por su parte, Martine Marignac, productora de Jardins en automne y colaboradora habitual de Iosseliani en los últimos 15 años, intervino también en la conferencia de prensa para poner una nota más optimista: "Cada vez nos resulta más difícil conseguir financiación, pero la existencia de festivales como éste, en el que la película se ve e interesa, quiere decir que merece la pena seguir haciendo este tipo de cine más personal".
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